33. Nuevas oportunidades

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—Dejalo dormir, vení vamos a tomar un café y charlamos —dijo Ana al ver que Arandu intentaba infructuosamente despertar a Marquitos. Él sonrió y la siguió a la cocina.

—Así que estamos hechos un par de padres solteros —sonrió.

—Así es, Jazmín representa todo en mi vida. Ella me hizo ver el mundo desde otra perspectiva. Dejé aquello cuando supe de ella... Y trato de que ella no pase por nada de lo que yo pasé, a lo mejor no tenemos mucho, pero somos felices y sobre todo tenemos amor.

—Me gusta, y te juro que te entiendo. Sacar adelante a Marcos no fue fácil para mí, era un chiquilín perdido lleno de vicios. Él también me hizo dejar todo aquello... Tenemos muchas cosas en común vos y yo, ¿eh? —dijo Arandu mirándola fijamente a los ojos.

—Capaz. ¿Y su mamá? ¿No sabés nada de ella?

—No, pero es mejor así. ¿Vos? ¿Quién es el papá? —Ana bajó la cabeza avergonzada.

—Ni idea... vos sabés que en aquella época...

—No hace falta que lo recuerdes, lo sé... No importa, lo importante es que te tiene a vos, a Panambí y a Dani... y es una nena buenísima, ella iluminó la vida de Marquitos.

—Se quieren mucho...

—Vos estás muy linda, Ana... bueno, siempre lo fuiste.

—Gracias... —Se hizo un silencio incómodo en el cual Anita pensó en cuánto había soñado con aquellas palabras cuando era pequeña, y Arandu se preguntó si podría invitarla a salir.

—¿Estaría bien si un día hacemos algo?... Vos y yo digo... solos.

—No lo sé...

Arandu se quedó allí un rato más en el cual conversó con Ana sobre la vida de Panambí, después consideró que era muy tarde y se llevó a Marquitos cargado a buscar un taxi para regresar a su hogar.

Cuando él se fue, Anita quedó pensativa. Ella nunca había salido con un hombre. Antes de Jazmín nadie la tomaba en serio, y luego de que ella nació, se cerró a todo contacto con el sexo opuesto, no creía ni en los hombres ni en el amor.

Al día siguiente le contó a Panambí lo que había sucedido y esta la animó a que saliera con Arandu, a los ojos de ella hacían una pareja hermosa y sus hijos se adoraban. Anita no supo si hacerlo o no, pero decidió no hablar más del tema y pensarlo solo si Arandu volviera a insinuarle aquello de salir juntos.

Las semanas siguientes Panambí se dedicó a estudiar las músicas que prepararía para el Concurso de Buenos Aires. Daniel la había convencido y le había propuesto acompañarla, lo que a ella le hacía mucha ilusión. Primero porque era la primera vez que saldría del país y segundo porque estaría esos días con él, como si vivieran juntos. Dani le había dicho que fuera a vivir con él pero ella no quería dejar sola a Ana, además compartían el alquiler y los gastos de la casa.

Tu música en mi silencio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora