15. El secreto de Sabrina.

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Fuera del tema de Alex, más cosas estaban sucediendo a mí alrededor. Lo noté cuando todos, en clase de karate, miraban a Sabrina. Se reían y murmuraban entre dientes. Sabrina parecía sumamente avergonzada y con ganas de llorar. Cuando desperté de mi trance llamado «Alex» fue cuando me di cuenta de ello.

¿Por qué murmuran? ¿Acaso hay alguna razón para que se burlen de ella?

Cuando intento acercarme a ella, me huye. Sin duda algo está pasando. ¿De qué me he perdido? Intento acercarme a ella una vez más, pero no tengo éxito. Cuando el sensei llega, deduzco que la charla tendrá que ser para después. Mientras la clase transcurre, algunos no dejan de mirarla con gracia. Como si fuera algún mono de circo. ¿Qué les sucede a todos?

A través de cada ejercicio y llena de gotas de sudor, intento concentrarme en todas las cosas que suceden a mí alrededor. El reloj en la pared parece avanzar cada vez más lento, tanto que entre el cansancio y la incertidumbre logran empujarme hacia la desesperación.

Finalmente la clase termina, y yo termino exhausta, extendida sobre el tatami. A lo lejos veo a Sabrina, acomodando en su bolsa de deporte sus cosas con movimientos bruscos y robóticos. Reconozco ese tipo de movimientos. Intenta huir.

— ¿Sabrina...?

Tengo que moverme. Tengo que hablar con ella, y si no me levanto de aquí a tiempo, huirá. Con todas mis fuerzas, me impulso hacia arriba y me levanto. Pero es tarde.

Ya ha desaparecido.

Cuando le llevo el almuerzo a Alex, estoy en trance

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Cuando le llevo el almuerzo a Alex, estoy en trance. Mi mente está en cualquier lugar menos en esta habitación. Estoy preocupada por Sabrina. Todos estaban mirándola con burla, y al final no pude saber la causa. Dejo el almuerzo de Alex sobre la mesita a un lado de la cama. Él mira hacia el frente sin alguna clase de sentimiento recorriendo su mirada.

Me quedo de pie en mi sitio. Me pregunto si Sabrina irá mañana a la academia. Así podría interrogarla. Por otro lado, pude preguntarle a cualquiera de los que estaban en el dojo, pero con solo pensar en acercarme a alguien y hablar, mi estómago se revuelve por completo.

—Tengo una respuesta para ti—escucho una voz a lo lejos.

¿Qué pudo causar que todos se burlaran de ella de esa manera? ¿Acaso pasó algo el día anterior? Sí, eso debió ser. Pero hay algo que también me carcome. Los hombres especialmente, la estaban mirando con vulgaridad. Otros la miraban con lascivia. ¿Lascivia? ¿Qué podría tener el sexo que ver aquí? ¿Y las mujeres? ¿Por qué la miraban de esa manera? ¿Acaso hay algo que todos saben que yo no sepa? ¿Qué podría haber hecho Sabrina que fue tan horrible?

¿Qué fue lo que sucedió aquel día que falté a la academia? ¿Acaso ella fue avergonzada de alguna manera?

— ¡Oye! —un empujón me despierta de golpe.

Corazón de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora