50. El día en el que todo se rompió.

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Quiero mi atrapasueños conmigo. Lo necesito. No puedo enfrentar esto sola. No soy lo suficientemente fuerte. Esto es demasiado. Esto... esto me supera. Mi vida había sido demasiado normal. Encontrarme con esto rompe todos los esquemas de lo que mi vida suele ser. Con Alex ya nada debería sorprenderme, pero sin duda esto es el límite.

Alex sigue llorando, pero mantengo mi postura. Mató a dos personas. Algo como eso no puede pasarse por alto. ¿Acaso no se da cuenta de la gravedad de sus actos? Bueno... parece que sí lo hace. Si no fuera así, no estaría llorando de rodillas ante mí. Nunca creí que lo vería así. Después de todo, siempre se ha mantenido tan prepotente conmigo, que verlo de esta manera es impresionante. Pero no hay excusa para esto. Tiene que sentirse culpable lo mayor posible. No voy a correr a sus brazos porque esto no se puede pasar por alto.

Mi postura se vuelve fría y dura. El llanto de Alex poco a poco cesa, pero yo sigo enfrentándolo. Esta vez no se muestra fuerte. Esta vez no puede intimidarme. Los papeles se han intercambiado. Esta vez yo tengo el poder.

—Alex—no levanta la cabeza—habla.

Me paso una mano por la cara para retirar las lágrimas, pero aun así sigo en shock. No sé qué hacer. Esto es lo único que se me ocurre. Si no somos fuertes ahora, jamás superaremos esto. Este momento tenía que llegar.

Revive el pasado ahora, Alex. Revívelo ahora, para que después no duela tanto.

—Melanie... ella... me robó el corazón... en todos los sentidos—murmura con voz cruda. Ignoro la punzada de dolor que se instala en mi pecho debido a su declaración—. Desde el primer momento en que la vi, supe que tenía que conquistarla. Y eso hice. Me... me dediqué a eso. La conquisté. No fue muy difícil... estoy acostumbrado a conquistar a las mujeres. Por lo general soy yo quien hace todo el trabajo.

Entre las lágrimas, hago una mueca divertida por su declaración arrogante.

»Nos enamoramos. El tiempo que pasé con ella fue... maravilloso. Demasiado cierto para ser verdad. Dos años pasaron, y estaba seguro de que ella era el amor de mi vida. Ingenuo, ¿no? Que ingenuo fui. Ella es la razón... por la que odio el fuego. Por la que odio celebrar el día de mi cumpleaños. Ella me traicionó justo ese día, entre las llamas. Debí verlo venir... ella era más feliz con cosas materiales que con pequeños detalles, pero eso no me importó. Solo quería verla feliz.

Mis piernas tiemblan con más fuerzas. No soporto más, y caigo arrodillada frente a él. Me llevo las manos al rostro y cierro los ojos con fuerza. Solo quiero que termine de contar esto de una buena vez.

—Blair... —me llama en un susurro desesperado.

Tiene miedo de que pueda salir corriendo en algún momento, y una parte de mí lo desea. Correr y correr lejos de aquí, hasta que todo esto parezca menos real.

—Solo continúa—susurro, sin fuerzas. Todo esto es demasiado.

El silencio se hace por un momento, pero luego continúa entre murmuros dolorosos y dificultosos.

—Le propuse matrimonio. Yo era tonto e ingenuo—murmura dolorosamente—. El día de mi cumpleaños, en la noche... íbamos a cenar en un restaurante elegante para celebrar, pero ella nunca llegó. Me quedé sentado en la mesa, en medio del restaurante, esperándola. Fue entonces cuando su amiga me llamó, desesperada. Me dijo que Melanie estaba en una cabaña que se incendiaba. También me pidió perdón entre lágrimas, pero no entendí por qué. Pero después lo entendí.

»Llegué a la dirección que me había indicado. Una cabaña algo alejada de la zona urbana se incendiaba. Los bomberos intentaban apagar el fuego, y lo único que pensé en ese momento fue salvar a Melanie. En el fondo me pregunté qué hacía ella en ese lugar cuando debía estar cenando conmigo. A pesar del llamado de los bomberos, me arremangué la camisa y entré a la cabaña, esquivando las llamas alrededor. Busqué a Melanie por todas partes... y la encontré. Ella... la maldita perra... estaba dormida en los brazos de mi padre. Ambos desnudos. Y ella... tenía el maldito anillo de compromiso en el dedo. Entonces entendí que Melanie nunca me amó. Solo estaba a mi lado por los beneficios que podía obtener.

Corazón de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora