Epílogo

7.4K 546 65
                                    

Canción en multimedia: Sacrificio - Yo estaré aquí por ti

El despacho de Vincent Russell se encontraba oscuro debido a las cortinas rojas que se encontraban cubriendo la ventana. Alex se había acostumbrado a la oscuridad por un largo tiempo, pero ahora le parecía una sensación extraña. Reed, por su parte, se encontraba recostado en el escritorio del fallecido Vincent, mirando a Alex de brazos cruzados. Lo último que Alex habría hecho en su vida sería entrar al despacho de su padre, pero después de la insistencia de Reed había terminado por entrar en aquel lugar.

—Dos semanas—murmuró Reed, mirando hacia las cortinas cerradas. Llovía afuera—. Han pasado dos semanas ya.

Alex agachó la mirada, ocultando su angustia. La ausencia de Blair le había quemado desde el día en que supo que ella se había marchado. En las noches, su femenino cuerpo le hacía falta para conservar el calor. En los días, su rostro y su sonrisa le hacían falta para poder sonreír. En el pecho, llevaba su atrapasueños, su preciado collar. Collar que había comenzado a usar debajo de la ropa desde que ella se marchó.

Desde que se marchó, se sentía incompleto. No podía dormir bien. Dormía a duras penas, y se torturaba día y noche acerca de si Blair estaría bien. Si estaría comiendo bien. Si estaría durmiendo bien. Si sus padres la estarían tratando bien. Si su hermano estaría ahí para ella o no. Si tendría un pecho en el cual llorar.

Si habría alguien ahí para ella.

—Si quieres destruir a una persona, sólo métete con su sueño—caviló Reed—. ¿No es así, Alex?

Alex se llevó las manos a la cabeza y soltó un quejido de frustración. Respiró pesado un par de veces, intentando calmarse. Todo había sido caótico desde que Blair se fue. La prensa había estado atacándola, como cuando encuentran una muy buena noticia que pueden explotar durante un buen tiempo. Harmony, por otro lado, había estado luchando para que retiraran el libro de las librerías, pero aún no había conseguido que lo retiraran de todas.

La editorial Change, por su parte, había hecho un comunicado público, aclarando la inocencia de Blair en el caso y asumiendo la responsabilidad. Sin embargo, no había sido suficiente, ya que una buena parte de la comunidad LGTBI seguía resentida, y varias personas seguían indignadas.

—Soy un estúpido, Reed—murmuró Alex con voz torturada—. Soy un verdadero estúpido.

—No me digas—Reed rodó los ojos.

—Ella estaba... ella estaba... —intentó decirlo, pero un nudo comenzó a armarse en su garganta. Sin embargo, hizo un esfuerzo y las palabras salieron—ella estaba enamorada de mí.

Reed abrió los ojos a más no poder. Eso no se lo esperaba en lo absoluto. Sin embargo, debio haberlo adivinado con tan solo ver a Blair. Debió ser obvio. Esa preocupación y esa insistencia en Alex sin ni siquiera conocerlo por completo no podían ser normales. Se había enamorado del estúpido de su amigo, y quien sabe desde hace cuánto.

Se quedó en silencio, reflexionando. Quien diría que cambiarían tanto los papeles. Por lo general era Blair la que siempre corría detrás de Alex, pero ahora ella no estaba. Y a pesar de que Alex había logrado su objetivo inicial de alejarla para que nadie irrumpiera más en su vida, las cosas no habían vuelto a ser como antes. Blair había llegado, había dejado una huella, y se había marchado de la peor manera.

—Yo... le dije que la dejaría en paz—murmuró Alex, acongojado—. Solo espero que pueda recuperarse de esto...

— ¿Crees que lo haga?

Alex negó con la cabeza, exasperado. No sabía si ella se recuperaría de esto, y eso era lo que más le angustiaba. Era extraño. Hace tanto tiempo que no se preocupaba tanto por nadie más que no fuera él... tanto que ahora, la sensación de dolor era mucho más fuerte que antes. Pero lo sabía. Sabía que ahora mismo, el dolor de Blair era mucho más grande del que él estaba sintiendo.

Corazón de papelWhere stories live. Discover now