26. Latidos extraños.

5.9K 536 32
                                    

Canción en multimedia: Ed Sheeran - Photograph



—Admite que querías quedarte aquí por una semana.

—No.

—Me hiciste montar el caballo sólo para divertirte—ladeo la cabeza—. Pero en el fondo querías quedarte aquí.

—Es cierto, me divertí a costa tuya—comenta indiferente—. Si no hubieras ganado, habríamos vuelto a casa mañana.

—Humm... conque eso dices, ¿no? —observo mi ropa—. Quedé llena de tierra. ¿Cómo voy a entrar a la casa así?

— ¿Eres tonta o qué? —frunce el ceño hacia mí— Te dije que no te tiraras al suelo.

Me detengo, boquiabierta.

— ¡Me dijiste que me soltara porque el caballo podría aplastarme!

—Sí, pero podrías haberte levantado de inmediato. En cambio te quedaste abrazando el suelo como si nunca quisieras dejarlo ir.

Nos acercamos a la casa. La conversación con Alex se ha vuelto más amena, y eso me hace feliz. Cuando estamos así, todo parece ser menos complicado. Sé que en algún momento tendremos que hablar de aquellas cosas que lo atormentan, y habrá que revivir el pasado para poder dejarlo atrás. Pero ahora no es el momento. Por ahora, todo parece ir bien. Estamos bien, y se siente increíble estarlo.

Una idea loca se me cruza por la mente.

—Oye... podrías enseñarme a montar a caballo.

Me mira ceñudo.

—Creí que ya habías tenido suficiente con la experiencia de hace un rato.

—Si me enseñas ya no le tendría más miedo a los caballos —comento—. Ni a los toros mecánicos.

Me mira con burla.

— ¿Le tienes miedo a los toros mecánicos?

—Pues... una vez monté en uno, y quedé traumada. Por eso, tu comentario de hace un rato no fue nada alentador.

Asiente, y me parece ver la sombra de una sonrisa en sus labios. Quiero que sonría. Poco a poco lo estoy logrando, y ya lo he visto sonreír un par de veces. Se está soltando conmigo. Me gusta este Alex. Es divertido, relajado y despreocupado. No vive atormentado por sus demonios, no rompe cosas ni destroza paredes, no se corta y lo mejor de todo, ¡Sonríe! ¿Acaso podría haber algo mejor?

Se siente tan bien que me hace querer prolongar estos momentos el mayor tiempo posible, antes de que vuelva a su estado frío y hostil. Antes de que se dé cuenta que me está dirigiendo la palabra, y de que está perdiendo su posición de autoridad.

—Entonces... —murmuro.

Alza una ceja.

— ¿Entonces?

— ¿De quién es este lugar? Es enorme.

Tal vez sí es de algún magnate rico. La cantidad de caballos que había en ese establo, el enorme tamaño del ganado y el gran rebaño de ovejas sin duda es algo anormal. No puede ser de cualquier persona, y si lo es, esa persona debió trabajar mucho para conseguir un lugar como éste.

—Es mío.

Me detengo sobre mis pies. ¿Él, dueño de esto? Bueno, ciertamente tiene los recursos para poseer algo así, ¿Pero por qué compraría una granja? No parece ser su estilo, aunque a decir verdad no sé mucho de él. Si tan solo me dejara descubrir más podría descubrir detalles como éstos.

Corazón de papelWhere stories live. Discover now