42. En busca de la libertad.

6.1K 567 116
                                    

Booktrailer en multimedia



—Joder—exhala, sin palabras.

Me observa, anonadado y, casi podría decir, perturbado. No quiero que se sienta obligado a nada. Yo no quería decirlo. No quería, pero él insistió tanto que las palabras terminaron por salir de mi boca. Me pregunto si debí resistirme más ante sus insistencias.

—Tú estás loca.

Asiento de acuerdo. En eso tiene razón. Fui tan loca de confesarle algo como eso, y ahora me cuesta mantenerme bajo control. Las manos me tiemblan sin remedio a pesar de que no entiendo el porqué del todo. Preferiría vivir en la ignorancia, sin saber que tengo estos sentimientos hacia él. Sí, así como era antes de darme cuenta de que estaba enamorada de él.

— ¿Cómo... cómo puedo ser tan importante para ti? Te trato mal casi todo el tiempo y, maldición, yo no soy tan valioso.

Lo observo a los ojos y frunzo el ceño.

—No estoy de acuerdo con eso—refunfuño—. Y eres muy valioso, o al menos para mí. No te molestes en abrir la boca si vas a decir lo contrario.

Se queda boquiabierto, pero rápidamente cierra la boca y me mira con una expresión de suma sorpresa. Poco a poco, su gesto se va suavizando, iluminado por la luz tenue que entra a la habitación. Me gustaría que hubiera más luz para poder descifrar su expresión del todo.

—Tú no eres tan importante para mí—murmura.

Eso ya lo sé, Alex. No tienes que decírmelo. No tengo el don de ser apreciada de manera especial por otras personas precisamente. ¿Por qué pensar que tú ibas a ser la excepción? Asiento, aunque quiero llorar. Ya lo sabía, así que, ¿por qué me afecta? No debería. Si ya estaba prevenida, no sé por qué me dan ganas de llorar. ¿No se supone que soldado avisado no muere en guerra?

—Lo sé.

—No esperes que te aprecie de la misma manera—continúa.

Asiento una vez más, aunque en el fondo quiero esconderme del mundo. No estoy esperando una retribución de su parte. Eso sería algo demasiado optimista, y lo mejor es ver las cosas como son.

—No te estoy pidiendo que me quieras.

El silencio hace presencia de nuevo. Nos quedamos allí sentados el uno al lado del otro, sin decir nada. Por un momento espero que me conteste de alguna forma, pero sé que no lo hará. Su fuerte no son los enfrentamientos emocionales. El problema es que los necesita, aunque sea débil ante ellos.

Su pierna y la mía se tocan, y el pulso se me dispara. ¿Por qué estoy tan nerviosa? No está pasando nada raro. Ya quedó claro que Alex no puede sentir lo mismo por mí. Tengo que reprimirme, porque si no, las cosas pueden salir terriblemente mal. Darme esperanzas a mí misma solo será mi destrucción. Me conozco. Si me dan demasiada cuerda, si me dan demasiada felicidad... terminaré pidiendo más de lo que puedo obtener y terminaré decepcionada. Y de paso, terminaré decepcionando a otras personas.

Sin embargo no me puedo controlar. No soy consciente de todo lo que pasa a mí alrededor, aunque no pase mucho. De lo único que soy consciente es que lo quiero cerca. Lo quiero cerca de mí. No quiero que se aparte. Incluso si permanecemos lo que queda de la noche aquí sentados, el uno al lado del otro, estará bien para mí. Solo quiero estar a su lado mientras pueda.

— ¿Blair?

Trago grueso. La tensión está siendo reemplazada por otra cosa. ¿A quién engañamos? Ambos queremos lanzarnos a los brazos del otro. Eso es algo que se puede palpar en el aire. Pero eso no puede ser. No debe ser. Pero el deseo resulta desesperante.

Corazón de papelWhere stories live. Discover now