28. Bondad contra maldad.

5.9K 540 67
                                    


Cuando termina con mi muñeca izquierda, sigue con la otra. Me conmueve su acto. Pero no quiero que todo sea como anoche. No quiero que olvidemos esto, y que luego vuelva a tratarme fríamente como si nada hubiese pasado. No quiero que los buenos momentos sean forzados a olvidarse de ninguna manera.

Se mantiene en silencio. Parece tentado a decir algo, pero no habla. Me gustaría saber más acerca de su pasado, y eso me lleva a los sucesos ocurridos ayer. El tema de Melanie. Debo aclararle la situación.

Suspiro y me dispongo a hablar.

—No sé qué sucedió con Melanie.

No contesta.

—Solo sé su nombre y sé que murió. No sé nada más —murmuro, mirando sus dedos sobre mi muñeca. Duele un poco, pero la sensación es agradable—. Pregunta cualquier cosa...

Se queda callado, y por un momento pienso que no va a hablar hasta que lo oigo murmurar:

— ¿Cómo... cómo murió ella...?

No contesto, me quedo embelesada mirándolo. Se ve que es un tema difícil para él. Sus dedos se detienen sobre mi muñeca y la quijada le tiembla. No entiendo por qué le sigue afectando tanto después de tres años. Sus ojos conectan con los míos, y me dejan enmudecida. ¿Qué fue aquello que tanto lo lastimó?

—Dime la verdad —murmura, con sus ojos exigentes de sinceridad.

Niego con la cabeza, sin saber. Pero consciente de que si le respondo «no sé» va a dudar, prefiero darme el chance de adivinar.

— Un accidente de auto.

Frunce el ceño con la confusión marcada en su mirada.

— ¿Te lo dije mientras dormía?

Asiento sin saber qué más hacer. ¿Entonces murió en un accidente de auto? ¿Entonces por qué resulta tan doloroso para él? ¿Acaso él iba conduciendo? ¿Qué sucedió? No entiendo nada. No logro entenderlo.

—Yo...

—Mientes—dice de repente. Su gesto se ilumina, como si hubiera encontrado las respuestas que buscaba dentro de su cabeza—. Tú mientes. Tú... tú no sabes nada.

Abro la boca para hablar, pero él me interrumpe.

—Ayer... ayer pudiste haberte quedado a escuchar mi conversación con Charlotte, pero no lo hiciste. ¿Por qué? —no tenía idea de que él me hubiera visto. Intento hablar nuevamente, pero me interrumpe — ¿Por qué dejaste pasar esa oportunidad? ¿Por qué te ofreces a romper tu cheque en mis narices? ¿Por qué haces todo esto?

¿Acaso no lo sabe todavía? Quiero acercarme a él, quiero que confíe en mí. No quiero que me tache como una interesada cuando lo único que deseo es ayudarlo. La desesperación por no saber qué hacer para ayudarlo muchas veces me carcome. No es solo por el hecho de que trabaje para Alice, o porque sienta algún tipo de lástima por él. Es un sentimiento más... diferente. Algo que me une con más fuerza a él y a su sufrimiento. Algo que comienza a inundarme la cabeza.

—Olvida lo que dije... —murmura, su tono de voz volviéndose agrio —. Es obvio lo que responderás.

Rechino los dientes. Si le digo la verdad, creerá que solo lo digo para ganarme su confianza. Entonces, ¿Cuál es el problema? ¿Qué debo hacer? ¿Decirle que lo hago por interés, no porque él me importe? ¿Mentir?

— ¿Por qué? —quito mi muñeca de su agarre, ofuscada. Él me mira — ¿Por qué siempre tienes que pensar lo peor de todo el mundo? No sabes quién soy yo. No sabes nada de mí además de lo que te he contado. No me conoces, así que no me juzgues antes de tiempo. ¿Por qué siempre tienes que esperar lo peor de la gente?

Corazón de papelWhere stories live. Discover now