14. El hermano mayor

5.6M 277K 418K
                                    

                  

Capitulo catorce

Me siento horrible.

Tanto físicamente como emocionalmente, lo cual es una combinación muy mala para un solo ser humano. Me duele la cabeza, el cuerpo y mi estómago no termina de estabilizarse después de la bebida. No he dormido nada y ya es de día.

¿Y Apolo?

Bien gracias, durmiendo como un vampiro en un día soleado.

Mi taza de café calienta mis manos, estoy sentada en el suelo frente a la cama con una sábana a mí alrededor. Espero que el café haga algo por mi alma, me siento como un zombi y estoy muy segura de que también me veo como uno.

Aunque el malestar físico no es nada comparado con esta sensación de decepción que me traspasa el alma. Me siento usada, rechazada y poco valorada. Es increíble lo que Ares puede hacerme con tan solo unas palabras. A pesar de que sé que hice lo correcto al echarlo de mi vida, eso no reduce la desilusión y la tristeza en mi corazón porque se ha ido.

Tan inesperadamente como apareció en mi vida, así se fue.

El sol se asoma por mi pequeña ventana y recuerdo como si fuera ayer —en realidad fue ayer— cuando Ares desapareció a través de ella. No puedo evitar analizar cada momento una y otra vez, mi pobre cerebro guiado por mi corazón trata de buscar gestos, expresiones, palabras escondidas que me den la esperanza de que no solo estaba jugando conmigo, que no solo me uso, que no es un idiota.

Yo siempre he sabido que su personalidad no es la mejor, en el tiempo que lo he observado me he dado cuenta de eso. Pero tampoco espere que tuviera esa percepción del romance, de que no quisiera una relación o que pensara que las mujeres somos algo para usar y desechar.

Eso me dolió, y mucho.

Y sé que si no tuviera las convicciones que tengo respecto a valorarme como mujer, habría caído en su red. Me habría entregado por completo porque el simplemente me encanta, todo de él me gusta. Nunca en la vida me había sentido tan atraída hacia alguien. Las cosas que Ares me hace sentir con solo mirarme me dejan sin respiración.

Así que no culpo a esas chicas que han pasado por él, que han intentado cambiarlo, yo también lo intentaría sino hubiera vivido en carne propia por lo que paso mi madre. Eso siempre ha sido mi fortaleza.

Suspiro, tomando un sorbo de mi café.

Estoy tan cansada de estar sola.

Quiero vivir el amor, quiero experimentar, quiero divertirme, quiero tantas cosas pero también quiero alguien que me respete, que se gane estar conmigo, que quiera estar conmigo. No quiero ser el juguete de nadie por mucho que me guste.

Puse mi cabeza sobre la orilla de la cama y mi taza de café a un lado para observar mi ventilador de techo girar, se mueve tan lentamente, soplando aire fresco sobre mi cara.

Sin darme cuenta, me quedo dormida.

.

Raquel...

Raquel...

—¡Raquel!

Salto despierta, —¡Yo no me comí la pizza! ¡Lo juro!

—¿Raquel?

Parpadeo para encontrar a un Apolo inclinado hacia mí mirándome extrañado. Me doy cuenta de que estoy en suelo, durmiendo enrollada con mi manta. El sol entrando por la ventana ya me alcanzo y se siente caliente contra mi piel.

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora