47. El Novio

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Las personas no son lo que parecen.

Nunca juzgues un libro por su portada.

Todos aquellos dichos que se refieren a que jamás creas que sabes cómo es una persona con tan solo mirarla, cobran sentido delante de mis ojos, ¿Por parte de quien? Claudia.

La primera vez que vi a Claudia, me dio un aire de sumisa y recatada, una chica de servicio que está acostumbrada a bajar la cabeza frente a sus jefes, que ha presenciado los mejores y peores momentos de la familia para la que trabaja pero no dice nada al respecto.

¿Estaba equivocada?

Si, y de manera abismal.

La madre de Ares espera por mi respuesta, sin molestarse en ocultar su mirada despectiva. No puedo articular palabra, no me da pena admitir que estoy muy intimidada por esta señora.

Doña Sofia cruza los brazos sobre su pecho, —Te hice una pregunta.

Me aclaro la garganta, —Mi nombre es Ra-Raquel.— le extiendo mi mano de manera amable.

Ella le da un vistazo a mi mano y luego vuelve a mirarme, —Bien, Ra-raquel,— se burla de mi tartamudeo, —¿Qué haces aquí?

Claudia se pone a mi lado y con la cabeza en alto y voz firme le responde, —Vino con Ares.

A la mención de Ares, la señora alza una ceja, —¿Estas bromeando? ¿Por qué traería Ares a una chica como ella?

Claudia voltea los ojos, —¿Por qué no le pregunta usted misma? Oh cierto, la comunicación con sus hijos no es su fuerte.

Doña Sofía aprieta sus labios, —No empieces con tu tonito, Claudia, lo menos que quieres es provocarme.

—Entonces deje de mirarla de esa forma, ni siquiera la conoce.

La señora nos da una mirada cansada, —No tengo que perder mi tiempo con ustedes, ¿Dónde esta mi marido?

Claudia no le responde, solo le señala la puerta, y la señora entra, dejándonos solas y por fin, siento que puedo respirar.

Agarro mi pecho, —Que señora tan desagradable.

Claudia me da una sonrisa de boca cerrada, —No tienes idea.

La miro sorprendida, —Pero a ti no parece intimidarte.

—Crecí en esa casa, creo que desarrollé la habilidad lidiar con personas intimidantes muy bien.

Tiene sentido, recordé lo intimidante que es Artemis, y hasta el mismo Ares antes de conocerlo bien y ahora esta señora, definitivamente Claudia debe ser inmune a ese tipo de personalidades fuertes, después de crecer rodeada por ellos.

—Me imagino, solo pensé que como ella es tu jefe, tu—

—¿Le permitiría intimidarme y tratarme mal?— termina por mi, —Ella no es mi jefe, el señor Juan lo es, y él siempre me ha protegido de esa bruja, sobre todo después de,— ella se detiene, —creo que he hablado demasiado de mí, cuéntame de tí.

Suspiro y nos sentamos, —No hay mucho que contar, solo que he caído en el hechizo de los Hidalgo.

Claudia me sonríe, —Eso puedo ver, pero veo que ya lograste que ese idiota admitiera sus sentimientos.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque estas aquí,— me responde, —el abuelo Hidalgo es una de las personas más importantes para ellos, el hecho de que estés aquí dice mucho.

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora