20. La fiesta

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Capitulo veinte

No puedo creer que este de nuevo frente a la puerta de la casa de Ares y en menos de una semana.

Oh, dignidad mía, ¿Dónde te has metido que no te encuentro?

En mi defensa, si mama se da cuenta de que no tengo esa cadena me cuelga, no sin antes obligarme a ver todas las telenovelas de la noche con ella. Pura tortura, lo sé.

Tomando una respiración profunda, toco el timbre.

La chica de cabello rojo abre la puerta, luciendo un poco agitada, —Buenas noches— saluda cordialmente, acomodando la falda de su uniforme.

Yo solo le sonrío, —¿Esta Ares?

Ella asiente, —Si claro, la fiesta es atrás en la piscina, pasa— se echa a un lado y camina dentro de la casa.

¿Fiesta?

—No, espera...— digo siguiéndola, —¿Podrías decirle que estoy aquí?— no me muevo de la sala.

Ella me mira por un segundo antes de hablar, —Esta dentro de la piscina, no creo que salga así, si moja el piso, lo mato.

Me muerdo el labio interior en conflicto, —Solo tomara un segundo.

Apolo aparece, bajando las escaleras y su pequeña cara se ilumina, —¡Raquel!

Lleva puestos un short playero y una franela azul, su cabello castaño se ve negro porque esta mojado, en ese momento me recuerda a su hermano, —Hola— le saludo con la mano y Apolo se acerca a mi y me da un abrazo.

—No te vi en la escuela esta semana.

Porque te evite.

Sé que no es su culpa pero inevitablemente, me recuerda a Ares.

—Sí, he estado súper ocupada— miento pero Apolo parece creerlo.

—Me alegra tanto que hayas venido a la fiesta, estuve buscándote toda la semana para invitarte, que bueno que recibiste mi mensaje.

¿Tu mensaje?

—En realidad, yo—

—Tuve que brindarle el almuerzo a Carlos para que me diera tu número.

Ah, Apolo no sabe que ya no tengo teléfono.

—Qué bueno que estés aquí, invite a otros de la escuela pero nadie vino— un trazo de tristeza cruza su rostro. Pobrecito.

—Deben estar estudiando— trato de confortarlo.

Él me toma de la mano, —Bueno no importa, por lo menos, tu estas aquí. Vamos, hay parrilla y la piscina esta deliciosa.

Parece un niño en fiesta de cumpleaños, luce tan genuinamente emocionado de que yo esté aquí que no me atrevo a soltarlo.

Viajamos por un pasillo largo donde no espera una puerta de cristal al final, —Tenemos que aprovechar que mis padres están de viaje, y quería celebrar la primera semana de clases así que ¡Fiesta!

El suelta mi mano y abre la puerta de cristal, lo primero que me sorprende es que no hay tanta gente como espero. Si hay veinte personas como mucho. La mayoría están dentro de la piscina, un grupo de tres chicos están sentando en una de las mesas alrededor de la piscina, con botellas de cerveza frente a ellos. Dos chicas están sentadas en la orilla de la piscina, con sus piernas dentro del agua y los demás en el agua.

La piscina es cerrada y tiene techo, me imagino porque es climatizada.

Tan pronto pongo un pie ahí, todos las miradas caen sobre mí y me siento súper incomoda. Mis ojos inquietos buscan a Ares, y lo encuentro en la piscina. Tiene a una chica subida en sus hombros mientras otro chico tiene a otra frente a él, están haciendo una batalla de agua.

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora