39. El amigo

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¡Que noche!

Todo se ha complicado tanto desde que Ares llegó a mi vida. Él ha sido como un pequeño huracán, destruyendo todo a su paso. Ha tenido sus momentos tiernos pero esos instantes son opacados por todas las veces que la ha cagado conmigo. ¿Como puede ser tierno un segundo y luego ser tan frío?

Su cuadripolaridad no tiene limite.

Y ya estoy cansada de recibir tantas heridas. Por mucho que lo amé, no puedo simplemente seguir aguantando todo, porque llegará un momento en el que ya no quede nada de mi o de mis sentimientos. Me siento como si estuviera luchando contra la corriente, tal vez él y yo no estamos destinados a estar juntos, tal vez solo necesito aceptar eso y seguir adelante.

Suspiro, y mi respiración es visible al salir de mi boca. Esta haciendo mucho frío, tal vez salirme del bar no fue mi idea mas brillante pero cualquier cosa era mejor que quedarme ahi aguantando todo.

Intento llamar a Dani de nuevo pero no hay respuesta.

El árbol detrás de mi se siente muy duro contra mi espalda así que me despego de el.

Y entonces lo escucho.

—¡Raquel!

La voz que atormenta mi mente y que hace que mi corazón se desboque sin control.

Sorprendida, echo un vistazo calle arriba y veo a Ares caminar rápidamente hacia mi. La preocupación es evidente en su rostro pero a estas alturas no me importa.

Quisiera decir que no siento nada al verlo pero no es así, el siempre tan jodidamente hermoso y perfecto.

Al llegar a mi, me envuelve en un abrazo fuerte, siempre huele tan bien, —Pensé que no te encontraría.

Me quedo inmóvil sin levantar mis brazos para devolverle el abrazo. El se despega de mi y toma mi rostro en ambas manos, —¿Estas bien?

Yo no digo nada y solo quito sus manos de mi cara.

El luce herido pero me deja hacerlo, —Estas muy molesta, ¿no?

—No,— la frialdad de mi propia voz nos sorprende a ambos, —Estoy decepcionada.

—Yo...— se rasca la parte de atrás de su cabeza, desordenando su cabello negro, —Lo siento.

—Ok.

El frunce el ceño, —¿Ok? Raquel, habla, se que tienes un millón de cosas que decir.

Me encojo de hombros, —La verdad no.

El menea la cabeza, —Mientes, vamos, insultame, gritame pero no te quedes callada. Tu silencio es... angustiante.

Meto mis manos en los bolsillos de mi chaqueta, —¿Qué quieres que diga?

Él me da la espalda, sosteniendo su cabeza como si no supiera que decir.

Cuando se gira hacia mi de nuevo, su voz es suave, —De verdad lo siento.

Una sonrisa triste se forma en mis labios, —Eso no es suficiente.

—Lo se y no pretendo que lo sea,— el aprieta sus labios, —Solo... dame otra oportunidad.

Mi triste sonrisa se expande, —En eso se ha convertido esto, un ciclo interminable de oportunidades. Me haces daño, te disculpas y vuelvo a ti como si nada.

—Raquel...

—Tal vez sea mi culpa por tener demasiadas expectativas contigo.

Una mueca de dolor cruza su rostro, me doy la vuelta y comienzo a alejarme de él, no se que estoy haciendo o a donde voy pero necesito alejarme de él.

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora