53. Los Hidalgo

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Ares Hidalgo

El imponente sol de Grecia quema mi piel, y me obliga a esconderme detrás de lentes de sol. El clima, contrario al de casa, no es frío pero tampoco caliente, manteniéndose en un termino medio que he disfrutado mucho desde que llegamos.

Estoy acostado en una silla reclinable frente a la piscina de agua cristalinas del resort, la vista es relajante, se puede ver toda la costa y la playa más allá de la piscina. Para mi, Grecia siempre ha tenido un aire de antigüedad, de historia que te brinda una sensación extraña pero en el buen sentido.

A mi lado, esta sentado mi abuelo, Claudia esta parada a su lado, recogiendo sus medicinas de una mesa bajo una sombrilla. Lleva puesto un vestido de baño rojo que combina con su cabello y un vestido transparente que apenas la cubre.

—Creo que ya he tenido suficiente.— el abuelo gruñe y comienza a levantarse. Yo lo ayudo con Claudia a ponerse de pie.

Claudia le sonríe, —Si, es hora de descansar.

El abuelo se suelta de mi agarre gentilmente, —Ares, hijo, aún puedo caminar solo.

Levanto mis manos en el aire, —Me ha quedado claro.

Los observo cruzar las puertas de vidrio, y el sonido de una notificación llama mi atención, como loco, recojo mi teléfono pero no hay nada.

Nada.

No he sabido nada de Raquel desde hace más de 12 horas.

Y mierda, como me tiene desconcentrado.

Hablé con ella para desearle feliz año nuevo cuando llegó la media noche aquí pero después de eso, no supe más nada de ella, ni siquiera cuando la media noche llegó allá. Le he enviado mensajes, la he llamado y no hay respuesta, ¿Estará dormida aún? A pesar de que aquí ya son las 3 de la tarde, allá todavía es temprano en la mañana.

Otro sonido de notificación pero con mi celular en la mano, se que no es mi teléfono, es el de Apolo que esta sobre una silla.

Apolo esta nadando en la piscina como cosa rara, nadar siempre ha sido su hobby desde que estaba pequeño. Me quedo mirando la pantalla de su teléfono, sorprendido con la cantidad de notificaciones que ha recibido de... ¿Facebook?

Apolo nunca ha sido muy activo en Facebook, ¿O si?

Pero las notificaciones no paran. Así que camino hasta la orilla de la piscina con una toalla y su celular en mano, me agacho cuando Apolo emerge del agua, sacudiendo su pelo, —Tu celular va a explotar.

Apolo me da una mirada de confusion, —¿Mi celular?

Asiento, —¿Desde cuando eres tan activo en Facebook?

Él menea la cabeza, —No lo soy.

Apolo se sienta en la orilla, se pone la toalla alrededor de sus hombros y sacude el agua de su mano para tomar su teléfono. Yo me siento a su lado porque no tengo nada mejor que hacer, ahora que la bruja me esta ignorando.

Apolo desplaza su dedo sobre la pantalla de su teléfono, su expresión de confusion creciendo, —Oh mierda.

—¿Qué pasa?

Como si mi celular quisiera responder, el bombardeo de notificaciones también comenzó a llegarme a mí. Estoy a punto de revisar cuando Artemis aparece en mi campo de vision y no se ve nada alegre, trae su celular en la mano.

—Apolo,— Artemis gruñe y veo a mi hermano mejor bajar la cabeza, —¿Por qué subiste esa foto sin permiso?

Yo los miro a los dos, —¿Cuál foto?

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Where stories live. Discover now