17. El regalo

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Capitulo diecisiete

—¡Corre, Raquel!

—¡Eso intento!

—¡Vamos a llegar tarde por tu culpa!

—¿Mi culpa?

Dani me jala por el estacionamiento de la escuela y corremos hasta la entrada, la campana está a punto de sonar así que tenemos unos segundos para llegar al salón.

Mi respiración es caótica, estoy demasiado fuera de forma.

—Sí, tú culpa.

Nos detenemos al entrar a la preparatoria y empezamos a caminar rápido ya que no se puede correr dentro de la escuela, con la respiración agitada, hablo, —Fue tu idea arreglarme el cabello.

—Porque pensabas venir con tu pelo hecho un desastre.

—Solo estaba un poco enredado.

—Es el primer día de escuela, como te dije, tenemos que-

—Impactar— termino por ella.

—Exacto, ahora sonríe y camina derecha— me da un golpecito en lo bajo de mi espalda para enderezar la columna, Dani dice que siempre camino jorobada.

Mi pelo alisado —gracias a Dani— cae a los lados de mi cara, jalo la falda de mi uniforme escolar hacia abajo porque siento que Dani me la subió demasiado y acomodo mi camisa blanca con las manos.

Dani me bofetea las manos, —Deja de acomodarte, hace que luzcas insegura, estas perfecta.

—Sí, señora.— le digo en tono sarcástico.

Ella me mira mal, —Sonríe— me pellizca el cachete. Le doy la sonrisa más fingida del mundo, —Odio tu mal humor en las mañanas.

—Yo odio las mañanas en general.

Sí, levantarme temprano no es lo mío.

La preparatoria San José es la única preparatoria pública en mi pueblo y es pequeña. Debido a que aquí, viven muchas familias adineradas que prefieren enviar a sus hijos a las prestigiosas escuelas privadas. Dani estudio un año en una de las privadas pero la molestaban tanto que decidió venirse a esta y estar conmigo. No quiero imaginar la cantidad de hipocresía, interés, superficialidad que había en esa escuela para que Dani decidiera venir aquí.

—Bueno esta es tu parada,— Dani dice frente a mi locker, —Voy al mío, te veo en el salón.

Gruñendo, abro mi locker y comienzo a sacar mis libros, ¿Por qué la escuela tiene que comenzar tan temprano? El día es tan largo, ¿Es realmente necesario que nos obliguen a levantarnos tan temprano?

Cierro mi locker, y salto del susto.

Hay alguien arrecostado al locker siguiente, mirándome y es la última persona que espero ver aquí.

—¿Apolo?

—Hola,— me dice con su típica sonrisa tierna.

—¿Qué estás haciendo aquí?— no puedo evitar preguntarle. Mis ojos escanean su ropa y se agradan cuando noto que lleva puesto el uniforme de esta preparatoria.

—Soy nuevo.

Lo miro como si me estuviera hablando con tres cabezas, —¿Nuevo? Pero tú estudiabas en el Thomson— ¿Por qué este chico siendo tan rico estudiaría en esta escuela?

—Me cambié, me cansé de ese lugar lleno de mala vibra y envidia.

—Y, ¿Tus padres te dejaron?— me doy cuenta de que estoy haciendo muchas preguntas, —Lo siento, eso no es de mi incumbencia.

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora