46. La verdadera cita

4.5M 240K 260K
                                    

- 46 -

Una cita...

¿Cena romantica, cine y un beso de despedida?

Es lo típico, creo que es normal esperar eso de una primera cita. Así es como siempre son reflejadas en la television y lo que me ha contado Dani, mi primera fuente de citas.

Así que me sorprende cuando Ares para su auto en el estacionamiento del hospital. Lo observo quitarse el cinturón y yo hago lo mismo.

¿El hospital?

Mi primera cita sera en un hospital, que romántico, Dios griego.

Me quedo quieta observando como Ares vacila sobre que decir. Lleva puesta una camisa negra que hace contraste como su cabello oscuro desordenado. Me encanta como le queda el negro, o el blanco, o en realidad todos los colores. Siempre se ve tan apuesto, sin ni siquiera intentarlo.

Ares se lame los labios, antes de posar esos ojos azules sobre mi, —Yo... tenia reserva en un lindo restaurant, tickets de cine, y en mente un lugar de helados deliciosos.

Tipica cita, ¿Eh?

No digo nada, él continua, —Cuando salí de la casa, me llamaron, mi abuelo despertó. No quería dejarte esperando o cancelar la cita, no quería volver a cagarla, así que te traje aquí conmigo. Se que no es perfecto, y es terriblemente anti-romantico pero—

Poso mi dedo sobre sus labios, —Callate.— le doy una sonrisa honesta, —Nunca nada ha sido convencional entre nosotros así que esto es perfecto.

Sus ojos se suavizan, cargados de emociones, —¿Estas segura?

Asiento, —Completamente.

No estaba mintiendo, esto de verdad es perfecto para nosotros, para ser honesta la típica cita no era lo que yo esperaba con él, esperaba más... quería mas de él. Y esto era más, Ares me esta dejando entrar, me esta mostrando sus debilidades y el hecho de que me quiera con él en este momento tan vulnerable y tan importante para él significa mucho para mí.

Porque se que para él no es fácil demostrar lo que siente, especialmente si es su lado vulnerable.

Bajo mi mano y abro la puerta de la camioneta, la caminata hacia la entrada del hospital es silenciosa pero no incomoda, puedo sentir el miedo y expectativa emanando de Ares. Él mete las manos en los bolsillos de sus pantalones, las saca y se pasa la mano por el cabello para volverlas a meter.

Esta inquieto.

No me puedo imaginar lo que de debe estar sintiendo. Cuando saca sus manos de nuevo, tomo una y él me mira, —Todo estará bien.

Tomados de la mano, entramos al blanco mundo del hospital. La iluminación es tan fuerte que se puede ver cada detalle de las paredes, del piso. Enfermeras, doctores en batas blancas pasan de un lado al otro. Unos llevan cafés, otros carpetas. A pesar de que mi mamá es enfermera, mis visitas al hospital han sido pocas; porque a ella no le gustaba exponerme a este lugar, esa era la razón que me daba siempre.

Echo un vistazo a mi mano entrelazada con la de Ares, una sensación cálida me invade.

Algo tan simple como ir de la mano con él se siente tan bien.  Después de darle su nombre a una especie de portero en el elevador, subimos.

El cuarto piso luce silencioso, desolado, solo veo enfermeras en un puesto que pasamos para seguir a un largo pasillo donde ya la iluminación no es tan brillante, sino tenue. Me parece curioso como la parte de terapia intensiva no tiene la vibrante luz del piso de abajo, como si la iluminación se adaptara al lugar. Estoy segura de que este piso del hospital ha presenciado muchas cosas tristes, despedidas, dolor.

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora