Capítulo 4: Presentación

183 22 30
                                    


Gabrielle se retiró y Sora regreso a su suite, no sin antes pasar y ver a su hija, la cual dormía profundamente. De inmediato se puso en contacto con Maksim para informarle lo sucedido.

—Hola amor, te informo que nuestra hija se encuentra enferma.

— ¿Nuevamente recayó? ¡Maldición!, siempre es lo mismo, su cuerpo es muy inestable y no soporta siquiera una carga mínima de ejercicio... En este instante salgo para Estados Unidos, debemos hablar con nuestra hija para que continúe con su tratamiento en la clínica de Evgeny. Ya no puedo seguir así, ella deseaba ser acróbata, se le notaba en la mirada y esa extraña enfermedad le está impidiendo seguir nuestros pasos.

—Eso no es lo importante Maksim, por ahora te necesitamos las dos, pues esto no me gusta.

Tras decir eso ambos colgaron. Sora, de forma impotente se sentó en un sillón esperando la llegada del médico al cual había llamado. De la nada, Sora escucho a la mucama llamar a su puerta de forma brusca y acelerada.

— ¿Qué pasa? —cuestiono Sora.

— ¡Señora Naegino! ¡Venga pronto, su hija esta convulsionando!

En efecto, Ekaterina se encontraba convulsionando debido a la fiebre que tenía. Sora, al verla en ese estado corrió de inmediato hacia ella para abrazarla y de forma desesperada le dijo a la mucama que fuera a ver si el doctor ya había llegado. Sora tomo varias toallas, las remojo y se las puso a su hija en la frente, al tiempo que la desvestía dejándola únicamente en ropa interior para ver si así le bajaba la temperatura, cosa que no sucedió. Media hora más tarde llego el doctor, quien de inmediato le inyecto un medicamento especial para bajarle la fiebre y ordeno una ambulancia para llevarla rápidamente al hospital más cercano. Sora no se separó ni un momento de su hija, la cual iba sedada dentro de aquella ambulancia. En ese momento el médico hablo con ella.

—Señora Naegino, disculpe mi atrevimiento, pero, ¿desde hace cuánto tiempo su hija tiene este tipo de crisis?

—Es la primera vez doctor, mi hija es una mujer bastante endeble físicamente hablando, pues padece 'Síndrome de Fatiga Crónica' diagnosticado desde niña, pero jamás había tenido una crisis como esta. Es por mi culpa, lo sé, hoy la puse a practicar conmigo de forma ligera, pero yo sé que su cuerpo es débil y aun así la hice entrenar y además la he presionado mucho como mi asistente. Es culpa mía lo que le sucedió.

—Tranquilícese señora, por lo que dice, sí que es un caso extraño, puesto que ese síndrome ataca a mujeres llegadas a los treinta años. Hay que valorarla y hacerle estudios pertinentes, pero de ser cierto el caso de su hija, sería uno de los más raros por la edad que tiene. Bien, lo principal en este momento es llegar al hospital lo antes posible.

Pasaron veinte minutos y por fin llegaron al nosocomio; inmediatamente, Ekaterina fue llevada a urgencias para estabilizar su temperatura y presión, las cuales estaban muy elevadas y era un riesgo notable para su corazón.

Sora no pudo hacer nada más y sólo le quedo esperar, llamó a Gabrielle para informarle todo lo sucedido y pedirle de la manera más atenta que no le dijera a ninguno de sus amigos nada de lo sucedido. Los minutos transcurrieron, Sora se encontraba demasiado nerviosa y exaltada, realmente era extraño verla de ese modo, pero era completamente entendible, pues la que se encontraba enferma era su hija. Pasada una hora, el médico salió para dar informes.

—Señora Naegino, hemos estabilizado a su hija, su fiebre y la presión están relativamente normales, ella ha despertado y pregunto por una tal babushka, insistía en ver a babushka; es un nombre raro, supongo que es alguien ruso.

Kaleido Star: El resplandor de una estrellaWhere stories live. Discover now