Capítulo 8: Determinación

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Ocho semanas más transcurrieron después de que Sora le revelara su triste verdad a Katya. En el transcurso de ese tiempo, la hija de los Naegino continuo su vida lo más normal posible; ella en todo ese tiempo platico con su entrenadora, quien simplemente se limitó a decirle las mismas cosas que su madre ya la había mencionado. Únicamente agrego el detalle de que ella, Nadia, había sufrido bastante por lo acontecido y sobre todo por la muerte de Junichi. Tras esa breve charla, Nadia pidió concentrase en su presente y futuro y así lo hicieron. La personalidad de Ekaterina se hizo más recia después de saber todo aquello tan trágico que había acontecido en su familia; ella tomo un semblante mucho más maduro para su edad.

Por otra parte, Sora Naegino, sin lugar a dudas se había quitado un peso muy grande de encima, continuo su vida de manera más normal en su carrera y Maksim comenzó a acompañarla nuevamente a sus actuaciones, promociones o giras. Indudablemente, por insignificante que pareciera, gracias a esa charla, aquella familia había reiniciado su vida y eso era algo bueno para todos ellos. Sora continuaba asistiendo a sus terapias junto a Maksim, mientras Katya hacía lo propio por su cuenta. Ahora que todo estaba tomando un mejor cause para ellos, Ekaterina optó por concentrarse mayormente en sus prácticas y nada más.

― ¡Jovencita, ya tienes bastante tiempo practicando conmigo, tus terapias físicas para controlar tu enfermedad van muy bien y ya no tienes pretextos para distraerte y no aprender! ¿De verdad deseas ser parte del escenario? ―dijo Nadia―. Veo en ti muchas deficiencias y no exactamente físicas. Al paso que vamos jamás alcanzaras el nivel de Alexia Passel y mucho menos el de Yuri Hamilton. En serio, tanto tú, como este malcriado de Gerard son el una para la otra; ambos con buen nivel, pero siempre pensando en otras cosas.

Las palabras de Nadia calaron hondo en la mente de ambos jovencitos, puesto que era innegable que ambos tenían un orgullo bastante alto y ser comparados realmente les hacía sentirse muy mal. Seguramente Nadia lo sabía y por tal motivo les recalcaba eso una y otra vez para ver si lograba sacar en ellos un mayor interés por el escenario, cosa que parecía no lograr.

― ¡Maestra Nadia! ¡Le he dicho mil veces que no me compare con esa tonta de Alexia! ¡Yo realmente deseo ser una gran acróbata, pero por más que lo quiero no logro memorizar y aprender cada uno de sus movimientos y tareas! De verdad es muy complicado lo que usted enseña.

Nadia comenzó a sonreír, cosa que sorprendió a todos los presentes, incluido Gerard, quienes no estaban acostumbrados a verla feliz o sonriente.

―Me has hecho el día con eso, querida mía, te es tan difícil aprender algo tan sencillo. ¿Y así deseabas entrenar con tu madre?, vaya que eres divertida pequeña mía.

Katya, Gerard y varios de los alumnos y maestros de aquella academia, de inmediato pusieron toda su atención cuando Nadia hizo alusión al entrenamiento de Sora. Realmente eso era algo que ninguno de ellos había vivido, es más, ni si quiera lo habían visto de lejos y escuchar mención alguna sobre ese tema era algo que a ellos como jóvenes estudiantes o maestros reconocidos les interesaba en demasía al ser Nadia la única persona en recibir un entrenamiento directo y posiblemente completo por parte de Sora Naegino; quien por palabras de la propia Nadia, ni a Yuri Hamilton había entrenado al cien por ciento.

―Maestra Ruslanova, cuéntenos como es entrenar verdaderamente con Sora Naegino y sobre todo por qué ni el propio Yuri Hamilton recibió su entrenamiento completo junto a ella ―hablo Gerard.

―Jovencito, ¿ahora estás interesado?, vaya cosas. Yuri recibió únicamente el veinte por ciento del verdadero entrenamiento de la gran 'zarina'.

―¿¡Sólo el veinte por ciento!? ―pregunto asombrada una de las maestras.

―Así es, sólo eso, pues Layla le pidió vehementemente a Sora que no expusiera a su hijo a algo tan peligroso como eso. Créanme, de todas formas el muchacho no lo habría soportado a pesar de su gran talento. El estar con esa mujer no es cosa fácil y su propia hija lo vivió unos meses al grado de caer muerta de cansancio, independientemente de su salud, por el leve entrenamiento que su madre quiso darle. Katya no resistió mucho y eso que únicamente era un calentamiento simple. Sora al escuchar la petición de su amiga, por respeto a ella, además de por otras causas más fuertes para mi maestra, optó por no meter de lleno al joven Hamilton a ese monstruoso entrenamiento. Sin embargo, con lo poco que le enseño, fue suficiente para ser hoy por hoy el mejor acróbata juvenil del mundo. Lo siento Gerard, pero tú eres inteligente y a pesar de tu orgullo sé que lo has notado, Yuri Hamilton de verdad tiene un potencial superior al tuyo.

Kaleido Star: El resplandor de una estrellaKde žijí příběhy. Začni objevovat