Capítulo 5

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Observé a todos los rincones del castillo con alarma.

No te molestes en buscarme.

Apreté mis dientes con enojo y seguía viendo a todos los rincones, el castillo ya estaba en silencio y en completa paz. Los ángeles sedados en el suelo estaban siendo transportados al calabozo nuevo.

La voz que había escuchado en mi mente, y que retumbaba en mis oídos, tenía que ser eliminada a cualquier costo.

- ¡Verno! - gritó mi madre rompiendo mi paz interna y mi concentración.

Lancé un gruñido y me giré a ella.

-¡Aquí están las velas! - dijo agitada. - Pero cariño... Te ves muy pálida, tienes que recobrar energía.

Miré el suelo, mi madre tenía razón, si quería invocar a Azazel tendría que tener todas mis fuerzas renovadas.

Al ser una súcubo, lo único que me daba fuerzas y aumentaba mi energía eran las relaciones sexuales, y con tal belleza no sería tan difícil.

Normalmente íbamos al mundo mortal para absorber las energías de sus cuerpos, con 20 hombres mi energía sería saciada, sin embargo, con un ángel caído sería suficiente pero no quedaría satisfecha del todo.

Y puesto que los caídos eran renegados, a nadie le importaba si morían o desaparecían, puesto que al absorber sus energías no quedaba más en su cuerpo y morían al instante.

- Iré a Landimus. - avisé a mi madre. - Vigila de cerca ¿quieres?

Ella asintió con la cabeza y me giré.

Caminé hasta mi trono y los demonios que aguardaban a mis lados lo recorrieron para dar paso a un tapiz donde de dibujaba a mi familia.

Era lo único que había sobrevivido de la destrucción del castillo de Edom, y también lo único que quería conservar.

Toqué el rostro de mi padre, al tocarlo, el tapiz reveló una entrada y como si fuera un cortina el tapiz se abrió y dejó paso a un pasillo largo iluminado con velas en los extremos.

Hace tiempo no caminaba por el pasadizo, a los lados del pasillo se encontraba un vacío eterno, mi padre decía que era donde nuestros ancestros descansaban, pero yo no le creía nada.

Al terminar el pasillo, seguían baldosas formando un pentagrama y después ya no había nada.

Coloqué dos de las velas que mi madre me había traído.

Con una daga corté la palma de mi mano y bañé las velas de mi sangre, las llamas de las velas que descansaban en los pasillos se unieron para prender las velas del centro y después la estrella de cinco picos brilló con una luz roja.

Las llamas de las velas del centro se extendieron hasta estar a la altura de mi cara, lo que indicaba que era la oportunidad para rezar mi letanía y poder abrir las puertas a Landimus.

- Aperite portas, et vis ad Landorus fraterna bonam volutpat. - moví mis manos arriba de la llama pidiendo permiso para entrar a Landimus y para que el portal se abriera.

Las baldosas crujieron y comenzaron a separarse en espiral, la baldosa en donde estaba arrodillada permaneció en el centro junto a las velas. Del gran portal salieron llamas moradas, las cuales caracterizaban a Landimus.

Abre las puertas, A Landimus quiero ir, a visitar a mi prima, para un buen fin tener.

(...)

- No entiendo para qué necesitas ir al mundo mortal si puedes absorber energía de los del calabozo. - dijo Maye sentada sobre la barra de su cocineta.

- Con un pobre ángel no tengo suficiente, tiene que ser un caído. - dije buscando una llave entre todo su castillo. - ¿Y mi tío?

- En una misión, gobernando una dimensión para regalársela a mi futura hermana. - dijo observando una cereza.

Maye era hija de Azazel, era una súcubo al igual que yo, pero era más hija de papi que guerrera. Ella nunca había gastado sus energías y la envidiaba por eso.

- ¡La encontré! - dije con la mano alzada sobre mi cabeza y la otra recorriendo un cuadro familiar.

Me aproximé detrás del trono de Azazel y toque la cara de mi tío en el tapiz, dejando camino a una cerradura para poder pasar al mundo mortal desde Landimus.

- ¿Vienes? - le dije a mi prima quien observaba mis pasos con aburrimiento.

Se encogió de hombros y se acercó a mí una vez que me adentraba al portal ya abierto.

- Tengo una duda más. - dijo Maye comenzando a fastidiar. - Si mi padre es tu tío y tú quieres invocarlo desde Edom... ¿por qué no simplemente le dices en persona para que vaya a ayudarte a exterminar o lo que sea?

Buena pregunta. Aunque Maye era un poco tonta, siempre tenía buenas preguntas y lógicas muy bien planteadas, sin embargo Azazel le donó el don de leer mentes, lo que la haría poderosa al combatir, pero Azazel nunca entrenó a su preciada hija para luchar, lo que la volvió totalmente débil e inútil.

- Déjame adivinar. - dijo mi prima con una sonrisa mientras caminábamos el pasadizo para el mundo Mortal. - Mi padre es un rey y de los más poderosos de los demonios. Invitarlo en persona no sería lo mismo que invocarlo desde tu reino puesto que invitarlo significaría algo sentimental, e invocarlo concentraría todo el poder de guerrero que él posee. Sin contar que sellaste Edom impidiendo su paso.

- ¿Cómo lo supiste? - dije irónicamente.

- Intuición. - sonrió Maye corriendo hacia el portal que avisaba la transportación de Landimus a el mundo de los humanos débiles.

La seguí de cerca y en un abrir y cerrar de ojos estábamos en el suelo de alguna calle solitaria. La tarde apenas y se posaba en la ciudad.

- Es divertido venir acá de vez en cuando. - sonrió mi prima haciendo que sus rasgos y su cuerpo cambiara al igual que su vestimenta para hacerse más atractiva.

Yo en cambio sólo cambié mis prendas por unas más atrevidas, jugar con la mente de un mortal para poder obtener la energía de su cuerpo era lo que a las súcubos les hacía sentir poderosas.

Pero yo no iría por cualquier mortal, tendría que identificar un ángel caído para así adentrarme en su mente y usar al máximo mi poder de seducción.

Maye y yo optamos por entrar a un antro donde cientos de gentes se amontonaban por entrar, bastó un truco de parte de mi prima para que el guardia nos dejara entrar sin preguntar.

Al tener poca ropa los humanos de sexo masculino se me insinuaban una y otra vez, y tenía que admitir que me gustaba recibir cierta atención, sin embargo rechacé a cada uno de ellos.

Observaba desde la barra cómo Maye seducía a un mortal y bailaban pegando su cuerpo constantemente. De repente sentí una electricidad por todo el cuerpo que hizo que mis bellos se erizaran.

Volteé mi vista hacia donde la electricidad se transmitía y ví a un chico de cabello oscuro con ojos verdes, me recordaba tanto a Jared... Y eso no era todo, era un ángel caído, perfecto para la ocasión.

Verno, el surgimiento de un demonio (Saga Genus #2) Where stories live. Discover now