Capítulo 24

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— Nuestro reino... — susurré en el oído de Phoebus.

Acéptalo, ¡no puedes hacer nada!

— Juro que te vengaré...

— No. — Phoebus tomó mi mano suplicando que la mirara. — Tu corazón es puro, puedo verlo. No lo ensucies, perdona.

Las lágrimas brotaban sin cesar, no podía creer que después de lo que mi madre acababa de hacer pudiera darle mi perdón.

— ¿Verno? — llamó Lilith con un poco de desconcierto.

Mi vista viajó al frente sin mirar un punto fijo, sólo dándole a entender que la escuchaba.

— Perdona... — repitió Phoebus en un susurro.

— ¿Hija? — llamó de nuevo Lilith.

Te perdono... —le dije a Lilith y con Phoebus en brazos avancé sin inmutarme de la expresión de mi madre.

En el rostro de Phoebus se formó una sonrisa y después su cuerpo se hizo más pesado. Observé su cara ahora sin ninguna expresión, sus ojos observaban el techo del castillo y no escuchaba su corazón latiendo.

— ¿Phoe? — la llamé zarandeando un poco su cuerpo. — ¡Phoe! — moví su cuerpo una y otra vez con una mano. — ¡No! ¡Phoebus! — grité al no sentir más su presencia. — ¡Maldita sea!

Corrí hacia la entrada del calabozo y bajé las escaleras corriendo.

— ¿Verno? — reconoció una sirvienta al ver que bajaba desesperadamente. — ¡Espere, no puede pasar! — dijo alarmada, pero la ignoré y seguí bajando con lágrimas en los ojos y el cuerpo de Phoebus en manos.

— Resiste por favor... — murmullé sin dejar de bajar.

— Disculpe reina, pero tengo órdenes de no dejarla pasar hasta que haya más seguridad dentro de las prisiones. — dijo el guardia a mitad de las escaleras.

— Me importa un carajo si hay seguridad o no. — grité haciendo que trastabillara y cayera por las escaleras con el cuerpo de Phoebus a mi lado.

Una vez di contra el frío y duro suelo, observé cómo el cuerpo de Phoebus abría otra llaga en su mejilla.

— Ay, no. — dije sollozando, recogí el cuerpo de la niña y de repente todo estaba más pesado, como si yo no tuviera fuerzas o como si su cuerpo ya no tuviera vida propia.

Corrí a tropezones hacia la celda de mi enemiga y me postré de rodillas ante ella.

Aún hay algo que puedo hacer...

(...)

Emma

Observaba en silencio cómo el alboroto subiendo las escaleras se había vuelto un caos total.

Estaba un poco dolida por la reacción de Jared, pero estaba más centrada en poder escapar de ahí y salir con todos los que amaba.

Un fuerte golpe se escuchó cerca de las escaleras y todos guardamos silencio observando hacia las escaleras, todos enfocaron la mirada en mí cuando me puse de pie y me acerqué lentamente siguiendo la tenue luz que traspasaba los barrotes.

Me quedé cerca de la orilla y retrocedí al escuchar sollozos por fuera.

— ¿Emma? — llamó Jared.

Di una última mirada hacia la luz y entrecerré los ojos retrocediendo poco a poco.

Un sollozo aún más fuerte se escuchó, tal vez no era el volumen de la voz, sino que estaba ésta vez más cerca.

Verno, el surgimiento de un demonio (Saga Genus #2) حيث تعيش القصص. اكتشف الآن