Capítulo 54

678 94 5
                                    

Verno

Abrí los ojos con la respiración agitada, mi cuerpo yacía entre los escombros y sólo recordaba pequeños retratos de lo que había pasado antes de que perdiera la conciencia.

Ella está embarazada.

Mis ojos se perdieron en un punto del techo de Edom, lo que simulaba ser un cielo.

No podía creerlo, y realmente no quería hacerlo, mi mente repetía una y otra vez cómo Maye se había interpuesto en mi ataque con Emma.

Y lo que había dicho en mi mente con tanto odio...

¿Quién eres tú para quitar una vida de esa manera?

Yo sabía a qué se refería y por eso estaba tan enfadada conmigo misma.

El hecho de quitar una vida sin posibilidades de que esa vida pudiera defenderse, era una deshonra para la familia Santderic, no debería hacer eso, estaba en contra de mis principios.

Pero la ira me había arrastrado a hacer tal bajeza, no podía asumir el hecho de que del amor de esos estúpidos ángeles había consumado una vida.

Déjala en paz... No puedes hacer esto, Verno, es un feto, ni siquiera ha nacido y tú ya quieres darle un destino a una vida que no ha tenido la oportunidad de respirar... El hecho de que viva dentro de Emma, no significa que también sea tu enemiga.

Maye había hablado tan rápido para tratar de convencerme.

¿Y qué se supone que haga, Maye? ¿Quedarme de brazos cruzados y esperar mi muerte?

Un "lo siento" jamás es demasiado tarde.

No creo que ellos conozcan el significado de la palabra.

No, seguramente no... ¿Cómo lo harían con una persona que tampoco conoce el significado? Ojo por ojo, querida prima.

Fue ahí cuando por coraje puro corté la garganta de Maye y estaba totalmente decidida a matar al fruto que dentro de Emma crecía.

Pero, ahora que estaba consciente y que la ira me había abandonado, podía aceptar que Maye tenía razón.

No me importaba asumir las consecuencias de mis actos, estaba más que encantada de aceptarlas... Pero el hijo o hija de Emma no tenía la culpa de mis errores, ni de los de su madre.

Tenía que dejar vivir a esa criatura.

Eso no significa que tengas que dejar viva a su madre.

La voz dentro de mi cabeza habló sin dejar de atormentarme.

Por si no lo sabías, genio, necesita de su madre para vivir. Además, no puedo hacerlo, derramaría un gran deshonor sobre Edom y sobre mi familia.

Cobarde.

No lo soy, respeto mis principios.

Es una pena, pero por suerte tuya y mía, yo no lo hago.

Mis ojos se abrieron como platos dejando de mirar el punto fijo.

Sentía al ente apoderarse de mi cuerpo entero y pude percibir cómo poco a poco perdía el control de mi mente y empezaba a enloquecer.

Mi cuerpo fue deformándose a su paso, y aunque no tuviera el control total, podía sentir el dolor.

— ¡Para! ¡No voy a hacerlo! — dije tratando de luchar contra mi propio cuerpo y tomando una cuchilla para clavarla en mi garganta.

El filo se suspendió en el aire a milímetros de tocar mi piel.

Pero yo sí. — la cuchilla dejó de apuntar hacia mi garganta y se puso en pie para poder divisar a Emma demasiado apegada a Jared. — Qué mal que tengamos que interrumpir su lindo momento, pero Verno ya no controla este cuerpo. — de mi cuerpo salió una voz chirriante y demasiado débil, las caras de todos los ángeles y de todos los demonios voltearon a verme. — Realmente espero que hayan disfrutado todo el entrenamiento que les brindamos, pero me temo que el show ya ha terminado... — la forma que mi cuerpo estaba adquiriendo se parecía más a la estructura de una enorme araña, pero aún más deforme. La expresión de la cara se tornó demasiado seria. — Y si Verno no era capaz de eliminarlos con todo el verdadero poder que su cuerpo tenía, le haré un favor.

Mi cuerpo deforme lanzó un enorme gruñido mezclado con un movimiento de patas característico de una araña.

Escaló entre las murallas que estaban apunto de caer, provocando así una gran nube de humo detrás y delante de ella en la que sólo ella podía ver a través.

Emma y Jared estaban tratando de divisar algo, pero no podían... Era su fin.

¡Maye!

Grité en la mente de mi inconsciente prima tratando de que pudiera hacer algo.

No recibí respuesta alguna.

¡Emma!

¿Verno?

¡Corre! Ella no tendrá piedad, ella sabe que tienes un fruto creciendo, tienes que lárgarte de aquí, ¡huye!

¿No eras tú quien quería matarme?

Esto no es un maldito juego, por el amor a Asmodeus, ¡salgan de aquí!

No voy a huir esta vez.

Emma se hizo presente entre la nube de humo y detrás de ella se encontraban Jared y Zianya.

Entre los tres hicieron de todo para atacar a mi cuerpo poseído, pero ella con dos movimientos lanzó a todos contra la muralla que apresaba a Azazel.

Emma se aferraba con todas sus fuerzas a su vientre y mi cuerpo lo notó, dejó de lado a Jared y Zianya y se dirigió a Emma concentrando toda su atención en su indefenso y afligido cuerpo.

Nerea se unió a Emma poniendo una barrera entre mí y la suprema.

Mi cuerpo simplemente la alejó con un movimiento rápido y sin esfuerzo alguno.

Y así fue con cada uno de los ángeles que trataban de proteger a su líder, siempre terminaban estrellados contra alguna estructura.

¡Para! ¡Ya basta!

— Estoy haciéndote un favor, Verno, deberías agradecer en vez de quejarte como la niña que eres.

Me quedé pensando un momento y tuve que admitir que era verdad.

Dejé de imponer fuerza y cedí ante la posesión de mi cuerpo.

— Mucho mejor. — nuestros cuerpos se habían vuelto uno solo y la sed de venganza iluminaba las rendijas de todo mi cuerpo.

Emma quedó a la vista con la mirada aterrada pero con coraje aún dentro de sus ojos.

— No sobrevivirán, cariño.

Verno, el surgimiento de un demonio (Saga Genus #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora