Capítulo 44

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Emma

Mi cuerpo quedó petrificado, el de Maye en mi mano también.

Mis ojos viajaron a todos aquellos que estaban cerca del portal y sin duda alguna solté a Maye lanzando su cuerpo hacia un lugar seguro puesto que mi batalla no era con ella.

Me avalancé hacia todos los ángeles que envainaban su espada para dar un firme y poderoso corte a sus enemigos, pero sus espadas tan sólo cortaban el aire al tomarlos entre mis brazos y volar detrás de una casa para dejarlos a salvo.

— ¿Qué demonios? — replicó Karla al ver que su oponente había desaparecido.

— No es buen momento, Verno ha invocado a Azazel, el portal está abriéndose... Por el amor a lo que más quieran, quédense aquí. — recé con mi voz distorsionada y mi ser aún deslumbrante, observé a Jared quién me veía con cierta fascinación por el alcance de mi poder.

Volé de vuelta para enfrentar a Verno y ella tenía una sonrisa que no mostraba sus filosos dientes.

El suelo de todo Edom comenzó a temblar, yo sólo observaba los alrededores por si algo podía llegar a dañar a uno de los míos, o en todo caso a alguno de los de Verno que no tuviera causa en la pelea.

Mi estatura fue disminuyendo poco a poco para quedar en una razonable pues los seres que habitaban mi cuerpo e incluso yo sabíamos que la destreza que necesitaríamos sería vital al luchar contra un ser de ésa magnitud.

¿Querías ver de lo que soy capaz​?
Te presento con todo el orgullo que Edom me da, a mi tío, el rey Azazel, demonio que cayó con Lucifer, rey de Landimus... Y sobre todo, el más fiero de todos ellos.

El portal lanzó una enorme luz morada que llegó hasta (si así se le podía decir) el cielo de Edom.

El pentagrama se deformaba y al mismo tiempo comenzaba a abrir su centro en forma de estrella.

Mi cuerpo temblaba, y esta vez no era por coraje, sino que me creía completamente incapaz de enfrentar a uno de los demonios más poderosos, y sobre todo yo sola...

Pero yo no era lo importante, mi vida no era lo importante...

Mientras que mi vida peligraba, la de otras personas también lo hacía, pero sobre todo del fruto que crecía en mi vientre...

A pesar de faltar sólo un poco para que nuestro fin saliera de ése infernal portal, tuve que hablarle a mis ángeles, a mi familia...

Jared, tienen que huir...

¡¿De qué estás hablando?! ¡No te abandonarían! Y yo tampoco...

No es una pregunta, es una orden.

Pues me niego a recibirla.

Lancé un leve suspiro y pensé muy bien en qué decirle para convencerlo.

Escucha, Jared. La vida de todos peligra aquí, Azazel no es cualquier demonio con el que podamos lidiar, mucho menos cuando lo invocas independientemente de ser tu familiar... Una vez que Azazel termine conmigo, irá tras ustedes... No quiero perderte, ni siquiera en cuerpo, por favor, Jared... Te lo suplico...

Pero, Emma... No te quiero dejar aquí, no te abandonaré...

Tienes que hacerlo. Los del sur necesitan un supremo, y tú eres el más indicado para serlo.

Emma...

Váyanse, yo me encargaré de todo.

¿Emma?

¡No quiero perderlos! ¡Largo!

Sentí el dolor que el corazón de Jared emanaba, y el dolor era tan fuerte... Pero me alegraba que por fin no rechistara.

Milton...

¿Emma?

Chico, tú mejor que nadie sabe abrir un portal al mundo mortal... Guíalos a casa...

¿Qué hay de tí?

Me quedaré a luchar.

No te dejaremos...

Lo sé... Es por eso que quiero que los guíes, y por favor, no dejes que miren atrás.

Lo siento, no lo haré.

¿Qué dices?

No lo haré, no te dejaré luchar sola, me quedo.

Milton, no te estoy preguntando.

No diré una palabra más, me quedo, es todo.

Suspiré profundamente, Milton se quedaría a cubrir mi espalda, estaba de acuerdo con ello, pero Jared tenía que irse.

¿Es cierto que te quedarás sola, Emma?

Karla habló con voz dolida.

Lo siento, Karla... No quiero perderlos.

De ninguna manera, somos tu familia, y tú creyendo que te quedarías sola.

Karla, por favor.

No, nada, déjame decirte algo, Emma.
Las familias se cuidan entre sí, se cubren la espalda, lo que estás haciendo no es un sacrificio... Si tienes miedo a perdernos, perderás algo peor, tu vida...

No me importa si ustedes viven...

¿Qué dices? Estás loca, ¿no te importa que Jared se desgarre el alma por tí? ¿Y tu hermano? ¿Qué hay de Aine? ¡Piensa en nosotros también!

Karla, basta.

Te lo digo de una buena vez, ninguno de nosotros va a abandonarte. No aquí.

Mi corazón sintió todas las punzadas de afecto que llegaban de mi familia... Y eso me reconfortó.

Iba a dejarlos pelear, no porque quisiera que murieran, sino porque sabía que podía contra Azazel, puesto que aún tenía mi as bajo la manga...

El portal se abrió por completo con un sonido chirriante que lastimó nuestros oídos.

Todo se quedó calmo segundos después...

Un rugido tan poderoso salió de dentro y después breves y enormes temblores sacudían las casas de alrededor.

Respiré profundamente y apreté mis puños.

El rugido dejó de escucharse y luego un silencio sepulcral.

Verno y yo nos acercamos al abismo del portal y de él salió Azazel sin previo aviso, lanzando mi cuerpo para atrás.

Su cuerpo era enorme, tanto así que no veía el fin de ello...

Una vez que salió se posó al lado de Verno y me observó con una sonrisa enorme en su cara.

— Es tu fin, Emma. — Verno se rió y le dió una orden a Azazel en latín. — Mátala.

Azazel gruñó y se abalanzó contra mí.

Del portal salió una espada centelleante que cortó el rostro de demonio, yo aún no salía de mi estupefacción.

La espada voló por los aires y todos la seguimos con la mirada, incluyendo Azazel.

Al descender cayó en una mano firme, fuerte y pálida.

Los ángeles se habían quedado con la boca abierta.

Mis ojos se llenaban de lágrimas y mi corazón palpitaba a más no poder.

A Verno le hervía la ira y todos observaban a ése ángel, tan pulcro como siempre, sostener su espada en alto con los ojos cerrados.

Cuando abrió los ojos me sonrió, era tan hermosa como la última vez que la había visto.

Es bueno volver a verte, Emma. — saludó sin inmutarse del demonio que estaba detrás de ella.

Nerea...

Había vuelto...

Verno, el surgimiento de un demonio (Saga Genus #2) Where stories live. Discover now