Capítulo 7

1.3K 153 4
                                    

Salí del baño de la casa de Areu acomodando mi vestido para tapar un poco más los muslos.

Suspiré y tomé mis caderas formando una gran sonrisa como si hubiera una persona frente a mí. Me encogí de hombros y bajé las escaleras.

Me había dedicado a revisar cada rincón de la casa y me decidí a dejar el cuerpo de la víctima en una bodega para poner los productos de limpieza y cosas de sus derivados.

Cuando llegué a la planta baja me encontré con la escena de mi prima teniendo sexo con un mortal. Puse una cara de disgusto y salí por la puerta sin preguntar.

Observé a uno que otro mortal admirar mis curvas y mi cuerpo imposible de ignorar. Mi poder de seducción se había incrementado gracias a la energía que el caído me había proporcionado.

Caminé hasta el auto del caído y saqué las llaves de mi bolso, me quedé pensando un poco y creí que sería mucho más recomendable ir a la casa de su mejor amigo en Taxi para no levantar sospechas.

La casa tiene que estar vacía en 10 minutos.

Pan comido, prima.

Aunque el conductor del taxi insistiera demasiado, decidí dejarlo vivo pues sería mi transporte dentro de mi vida de mortal falsa.

Irónico, me mezclo como mortal igual que Emma.

Llegué a donde el amigo de Areu y me dirigí a la puerta dando suaves golpes en ella. Agité mi cabello un poco y compuse mis facciones junto a mi poder de seducción.

Un chico alto, con hombros anchos, carnosos labios, ojos oscuros y cabello despeinado me recibió en la entrada con una postura un tanto despreocupada y una ceja levantada.

— Supongo que tú eres amigo de Areu... — dije con mi cara un poco triste, lo mejor de todo es que me salía tan natural que rápidamente frunció su ceño y compuso su postura.

— Sí, ¿y? — dijo un poco cínico.

— Bueno yo... Encontré tu dirección en su calendario de la cocina. — señalé detrás de mí haciendo un poco de mímica.

Él se quedó en silencio como si lo estuviera pensando pero entendí que era para que prosiguiera.

— Bueno... La cosa es que hace tiempo que no veo a Areu, la última vez que nos vimos peleamos porque él me dijo que no podía estar en su vida... — lo vi a los ojos y vi como la comprensión pasaba por su cara.

Mi historia era astutamente pensada, con esto que le acababa de decir al amigo de Areu le daba a entender que me había rechazado por ser mortal.

— Ya veo... — dijo asintiendo.

— No entiendo por qué lo hizo. Siempre hablábamos y él me trataba muy lindo. — lágrimas salieron de mis ojos. — No sé porqué se alejó de mí y de repente ni siquiera me contesta, y desaparece.

Él observó a los lados y me indicó que pasara. Con un poco de su ayuda me senté en su sofá.

—¿Hace cuánto que no lo ves? — dijo ofreciéndome un poco de whisky que reposaba en su mesita de centro.

— Ya hace 3 o 2 días. — dije tomando un poco de la bebida.

Y aunque el whisky me agradara, prefería mil veces la sangre de demonio que bebíamos en Edom.

— Oh... Bueno, no sabría decirte qué pasó con él. Nos peleamos hace una semana más o menos. — dijo ablandando su semblante. — De ahí no lo volví a ver ni a hablar con él.

Mis ojos se llenaron de lágrimas de nuevo y comencé a sollozar mientras tapaba mi cara.

— No sé que hice mal. — gemí entre mis manos.

Él se acercó con un poco de desconfianza a darme golpesitos en la espalda. Siendo un poco aprovechada de la situación lo abracé con delicadeza mientras lloraba en su pecho. Él sin incomodarse acarició mi cabeza.

— No tienes que ser tan dramática, — dijo con tono aburrido. — tal vez sólo se fue de vacaciones o salió por ahí con una... — mis ojos llorosos viajaron a los suyos.

— Mujer. — completé por él. — Lo sé. — sollocé de nuevo y me erguí. — Es sólo que no dejó ningún indicio, ni siquiera en su calendario, no había nada de nada...

Él se acercó para decirme algo pero mis ojos se posaron fijamente en él. Mi poder de seducción tendría que usarse más de lo necesario con un hombre tan obstinado.

Su mente estaba apresada ahora con mi poder. Me acerqué lentamente a su boca con lágrimas corriendo por mis mejillas. Él se aferró a mí en un ferviente beso con lujuria.

Me cargó en sus brazos y me dejó en una posición cómoda debajo de él, comenzó a pasar sus manos por mi cuerpo y después metió una de ellas abajo del vestido que no cubría casi nada de mis piernas.

— Esto está mal. — dije entre jadeos. — Yo me enamoré de Areu.

— Él te rechazó, pero yo no lo haré, lo prometo. — sus labios comenzaron a besar mi cuello para después llegar al cierre de mi vestido que estaba entre mis pechos.

Lo bajó con los dientes y posteriormente comenzó a jugar con mis pechos al ver que no tenía ropa interior.

— Espera...— lo alejé un poco. — Ni siquiera sé tu nombre.

— Adán. — dijo con una sonrisa y después arrancó el vestido de mi cuerpo para después desnudarse y tomar un condón en tiempo récord.

— Verno, un gusto. — dije asombrada al ver su miembro tan grande.

Él tomó el condón en sus dientes y lo rasgó con cuidado. Una vez lo colocó, me penetró tan repetidamente que no sentí cuando terminó.

Confundida lo dejé dentro de mí y le di la vuelta dándole a entender que ahora era mi turno. Me penetró lo más que pudo y después sus malestares comenzaron a aparecer. Su energía era mucho más apetitosa que la de Areu y sin más demora la absorbí cuando llegó a su orgasmo.

Su cara era de confusión cuando observó mi rostro, y después dejó de existir en la faz de la tierra, del infierno y en cualquier caso del cielo.

Sonreí de lado y me acerqué a su boca dejando mi pelo caer a su lado. Deposité un beso en su comisura.

— Dulces sueños, Adán.

Verno, el surgimiento de un demonio (Saga Genus #2) Where stories live. Discover now