𝙙𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮

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(editado)

La familia Weasley, Granger y Potter estaban reunidos en la cocina del Número 12 de Grimmauld Place. Simplemente nos habíamos reunido para pasar un fin de semana en familia, algo que tanto nos gustaba hacer.

Me levanté de la mesa donde todos nos encontrábamos comiendo la rica comida que había preparado Molly.

—¿Dónde vas, querida? —preguntó Molly al verme levantar de la silla.

—Iré un segundo al baño, no tardo.

Salí de la cocina. Estar rodeada de tanta gente me asfixiaba, me cansaba. Caminé por el pasillo hasta llegar a la escalera y comenzar a subirla. En la planta de arriba me dirigí al baño y frente a este había una repisa. Me detuve a observarla y una sonrisa nostálgica se escapó de mi boca.

Las imágenes de Fred, Lupin, Tonks, Sirius, todos de la Orden que habían muerto se encontraban en aquella repisa de madera junto a unas flores blancas, que seguramente Ginny cambiaba constantemente.

Luego de mirar detenidamente aquellas fotografías que se movían y sonreían, entré al baño. La verdad es que no tenía necesidad alguna, simplemente escapar un poco de la familia. Extrañaba a tanta gente, lo extrañaba tanto a él.

Desde el comienzo supe que lo nuestro no funcionaría, que era imposible, y no por el hecho de que él era el peor enemigo de mi hermano sino que eramos diferentes. Completamente diferentes.

Él escapó con su familia cuando la batalla recién comenzaba y aunque quise enojarme con él, y odiarlo por abandonarme, no pude hacerlo.

Mojé mi cara con agua y salí nuevamente del baño. Volví a darle un último vistazo a las imágenes y Fred me regaló un guiño de ojo.

Bajé las escaleras y  el retrato de Walburga Black comenzó a chillar, dando a entender que alguien se encontraba en la puerta. Miré hacia la cocina, parecía que nadie había escuchado aquel ruido, debido a que no paraban de hablar.

Me encaminé hacia la entrada y abrí la puerta. Mi corazón se paralizó. Habían pasado tres años sin verlo y, ahora, se encontraba ahí.

—Emma.

Él parecía igual de asombrado que yo. Sus ojos grises miraban fijamente los míos. Que guapo que se encontraba. 

—Draco... —pronuncié su nombre casi como un suspiro, algo de que me avergoncé al instante.

No quería parecer demasiado sorprendida de su presencia, aunque era inevitable, ¡Tres años!

—¡Wow! Tanto tiempo, te ves hermosa. 

No pude evitar sonrojarme y que la temperatura comenzara a subir. Lo último que había escuchado de él había sido: "Prometo que nos volveremos a ver", y parecía que todo era un sueño.

—Gracias —intenté sonar tranquila, esto era demasiado para ser real—. Tú también te ves hermoso. —Draco alzó una ceja—. Quiero decir... que te vez muy bien tú... ¡No!... o sea... no me malinterpretes... no estás nada mal... no... tú... tanto tiempo. 

Aquel chico rubio platinado comenzó a reír. Su risa me trajo paz y por algún motivo me daba seguridad.

—Veo que no has cambiado. —Sus ojos no se apartaban de mi y eso me ponía incómoda, pero quería, necesitaba que siguiera haciéndolo—. Que suerte que te veo a ti.

—¿A mi? —pregunté sorprendida.

—Bueno... Sí. Me enteré que Potter vino a vivir aquí o que viene aquí de vez en cuando, en fin. Supuse que su hermana también vendría con él.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora