𝙧𝙚𝙢𝙪𝙨 𝙡𝙪𝙥𝙞𝙣

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Si en ese momento a él le hubieran concedido un deseo hubiera sido desaparecer de aquel lugar.

El fuerte ruido de la música junto con las charlas entre los adolescentes, el aire a verano y el olor a alcohol abrumaban un poco al hombre lobo.

—¿Dónde se metió Rose? —preguntó Remus a sus amigos.

Ninguno parecía escucharlo porque estaban muy atentos al ambiente en el que se encontraban. Algo completamente desconocido para ellos.

—¿Y esas caras? —preguntó una alegre muchacha detrás de los cuatro hombres—. Vamos, ¿Qué les pasa?

Tanto James como Sirius estaban muy atentos a una pareja que se besaban sin parar en una esquina del salón. Peter parecía estar reacio a beber algo que un grupo de chicos le convidaban y Remus sentía un gran alivio de encontrar a su novia.

—¿Es normal que en las fiestas muggles ocurra esto? —preguntó Sirius curioso mientras veía como dos muchachas comenzaban a bailar y a quitarse la ropa encima de una mesa de billar.

—Hay cosas peores —dijo Rose y tomó la mano de Remus para comenzar una marcha hacia el aire libre.

Los otros tres muchachos siguieron a la pareja sin quitar los ojos de cada espacio habitable. Parecían muy curiosos de entender lo que veían.

—No se hagan los asombrados —dijo la castaña rodando los ojos—. Las veces que se escaparon a Hogsmade por la noche seguro veían estas cosas.

—Puedo asegurarte que no y me arrepiento no haber venido a una fiesta muggle antes —comentó James al ver cómo varias personas se lanzaban a la piscina—. ¡Esto es increíble!

—Sí, de verdad que es increíble —dijo Peter que ya tenía un vaso con algún líquido en la mano.

Rose sonrió al notar que sus amigos parecían maravillados con aquella fiesta muggle, pero su cara cambió un poco al ver la expresión de Remus. Dejó un segundo a los Merodeadores en una esquina y volvió a llevarse a su novio un poco más lejos.

—¿Te sientes mal? —preguntó Rose acariciando el rostro del castaño.

—No, no es eso —murmuró un poco confuso—. Es que... ¿Estos se suponen que son tus amigos?

Rosie miró alrededor de ellos y vio a una gran cantidad de gente ebria y con las hormonas alteradas.

—Bueno... eran mis amigos en la primaria —dijo ella sin darle mucha importancia—. ¿Hay algo que te molesta?

—No, es que parecemos cuatro imbécil —aclaró señalando a los tres muchachos que estaban murmurando cosas entre sí mientras observaban la cantidad de latas de cerveza esparcidas por el suelo.

—Sí, es verdad que lucen un poco imbéciles.

Rose y Remus rieron unos segundos hasta que las miradas entre ellos indicaron que era hora de demostrar cariño.

La pequeña chica se puso en puntitas de pie para besar a su novio que la sostuvo desde la cintura.

—Te extrañé mucho —susurró Remus apoyado contra la pared viendo el precioso rostro de su chica.

—¿Pasar una semana con los chicos se te hizo agotador? —preguntó ella cariñosa, mientras lo tomaba de la nuca y le depositaba otro beso en los labios.

—Es complicado pensar que ya no volveremos a pasar tiempo en el colegio, ¿no crees?

Rose asintió. Los dieciocho años era una edad complicada, dejabas el colegio y comenzabas a planear aquella vida adulta que tanto habías soñado de pequeño. Ahora todo parecía tranquilo, disfrutando de las últimas vacaciones de verano antes de ponerse a estudiar para el trabajo o incluso pensar en el pronto regreso de Voldemort.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora