𝙘𝙚𝙙𝙧𝙞𝙘 𝙙𝙞𝙜𝙜𝙤𝙧𝙮

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La situación parecía muy ridícula. Tres magos de la misma casa participarían en el torneo de los Tres Magos.

Alexa miraba atentamente a los demás participantes. Harry parecía nervioso con  el momento, pero ella intentaba manejar todo de la mejor manera. Cedric, el muchacho de sexto año miraba atentamente a los dos niños de cuarto que le habían sacado toda la atención.

—¿Qué miras? —preguntó molesta la muchacha.

—Nada —respondió Cedric y fijó la vista en Fleur que se movía de un lado al otro.

En la primera prueba de dragones, a pesar de ser espeluznante, todos habían logrado pasarla con éxito y Alexa sentía que las cosas iban a empeorar.

Ahora tenían que descubrir sobre qué se trataría el próximo desafío y en la sala común de Slytherin todos proponían sus ideas.

—Seguro es algo de magia negra —habló Draco admirando el huevo.

—No permiten magia negra en el colegio, Malfoy —susurró la muchacha sacando el huevo de dragón de sus manos—. Mejor me voy a dormir. Necesito descansar.

—¿Tú sabes que todos estamos muy orgullosos de ti, verdad? —preguntó Pansy con una sonrisa falsa. Alexa suspiró.

—Claro, Pansy.

Alexa refunfuñó mientras subía las escaleras. Odiaba en estos momentos a sus compañeros. Burlaban a Harry Potter cada vez que tenían la posibilidad, pero ellos no se daban cuenta que ella era otra imbécil más. ¿Quién había colocado su nombre en el cáliz y por qué salió? ¿Cómo era posible?

Se acostó en su cama y cerró las cortinas para quedarse a solas con aquel artefacto que había ganado. ¿Cómo descubriría lo que venía?

Se revolvió en su cama y cuando notó que todas sus compañeras se habían acostado ella seguía despierta. Estaba asustada. Muy asustada. Ella no quería participar en aquel estúpido torneo, pero allí se encontraba, esperando sobrevivir.

Se levantó lentamente de su cama sin hacer ruido, se puso sus pantuflas, agarró el huevo y bajó hasta la sala común. Nadie se encontraba allí y la chimenea estaba apagándose. Se sentó en la mesa y colocó el huevo dorado. No iba a abrirlo porque ya sabía lo que ocurriría y no quería despertar a nadie, pero necesitaba averiguar cómo diablos debía prepararse para la siguiente prueba.

Debía ir a la biblioteca.

No era horario para estar fuera de la cama y seguro Irma Pince estaría durmiendo, pero no podía esperar hasta el otro día. Aún faltaba para la siguiente prueba, pero ella necesitaba sacarse las ansias.

Salió de la sala común y caminó hasta el pasillo principal con el huevo bajo su brazo esperando que ni Filch apareciera. Iba con cuidado por  entre los pasillos hasta llegar al cuarto piso del castillo y acercarse a la puerta de la biblioteca.

—Alohomora —susurró apuntando con la varita al cerrojo. No entendía por qué en una escuela de magia cerraban las puertas.

Con el encantamiento Lumus alumbró el lugar y cuando decidió encaminarse por entre los pasillos de la biblioteca un ruido hizo ponerla en guardia.

—¿Quién anda ahí?

Nadie respondió, pero los pasos por el corredor de al lado se seguían escuchando.

—Voy a llamar a Filch —amenazó.

—No te conviene —dijo una voz detrás de ella— Porque eso requeriría de que tú también caigas en el castigo.

Alexa se dio la vuelta velozmente y encontró a Cedric mirándola con una sonrisa y un libro en su mano.

—No deberías andar paseando al huevo.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora