𝙘𝙚𝙙𝙧𝙞𝙘 𝙙𝙞𝙜𝙜𝙤𝙧𝙮·𝟮

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—¡Me transformó en hurón! ¡En un maldito hurón! —gritaba Malfoy por toda la sala común.

Alexa, quien estaba cansada de escuchar los gritos de su compañero, tenía su cabeza apoyada sobre la mesa sin quitar la mirada de aquel huevo dorado que reflejaba su rostro un poco distorsionado. Ni siquiera pensaba en la melodía que había escuchado una semana atrás, solamente tenía en su cabeza a Cedric. 

—¡Ya verá, Potter! ¡Debes destruirlo, Alexa! No merece salirse con la suya...

—Claro, Draco, lo que tú digas —murmuró sin siquiera moverse.

¿Debía invitar a Theodore al baile? ¿A Blaise? Crabbe y Goyle estaban totalmente descartados. Necesitaba a alguien que marcara presencia y si lo invitaba a Draco, Pansy se volvería loca. ¿Qué hacía?

Se levantó de su asiento sin ningún ánimo y tomó el huevo dorado. Sin escuchar los gritos de sus amigos, subió hasta su habitación y escondió aquel artefacto en su baúl para que Pansy no pudiera tomarlo cuando ella no estuviera.Agarró su bufanda, su túnica y se decidió volver a bajar. Pensaba que una buena caminata por los fríos jardines despejarían un poco su mente.

—¿A dónde vas? Aún no hemos terminado de planear el ataque contra San Potter...

—Sí, lo que sea...

Los pasillos del colegio estaban desiertos. Nadie parecía estar fuera de su sala común aquel fin de semana y estaba agradecida. La soledad era primordial en ese momento.

Los jardines del castillo recién comenzaban a vestir una capa blanca y algunas parejas caminaban cerca del lago  mientras reían y se abrazaban para apaciguar el frío, mientras tanto, Alexa pensaba en que quería desaparecer de aquel lugar sin dejar rastro alguno.

Se acercó a la linde del bosque prohibido. La casa de Hagrid se veía a lo lejos rodeada de una neblina mezclada con humo de la chimenea. ¿Y si se metía al bosque y terminaba siendo criada por los centauros? Sería mucho más entretenido que averiguar sobre qué se trataba la siguiente prueba.

—Donde nuestras voces suenan ven a buscarnos, que sobre la tierra no se oyen nuestros cantos —recitó mientras arrastraba sus pies sobre la nieve formando lineas—, nos hemos llevado lo que más valoras y para encontrarlo tienes una hora... ¡Yo que sé! ¿Qué es lo que valoro? Una buena taza de chocolate caliente... ¿Qué harán? ¿No darme chocolate caliente por las mañanas y yo tener que ir a al cocina a pedirlo? No tiene sentido...

—Si lo miras desde ese lado nada puede tener sentido.

Alexa se dio la vuelta rápidamente, asustada, hasta que notó que Cedric se hallaba allí.

—¡Deja de aparecerte por detrás! —le gruñó molesta mientras aflojaba su mano de su varita que estaba metida entre sus ropajes—. Algún día terminaré lanzándote un maleficio.

—Si no estás tan distraída intentando descifrar la canción, ¿Cómo vas con eso? —preguntó mirándola fijamente mientras Alexa volvía a caminar por la nieve armando figuras abstractas.

—No muy bien, ¿Y tú?

—Con sospechas...

—¿Y qué esperas para decírmelas?

Cedric sonrió sin apartar la vista de la muchacha y sacó de su bolsillo un pedazo de pergamino arrugado, que sostuvo con sus manos cubiertas por guantes.

—Creo que debemos ir al lago negro para la siguiente prueba —comentó él extendiéndole el papel que Alexa tomó.

—¿Sirenas? —dijo ella mirando por encima la prolija letra del muchacho.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora