☠️Mansión Malfoy

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—Siganme —indicó Narcisa guiándolos por el vestíbulo—. Mi hijo Draco está pasando las vacaciones de Pascua en casa. Él nos confirmará si son los Potter.

La luz del salón resultaba deslumbrante comparada con la oscuridad del exterior; pese a que tenía los ojos entrecerrados, Harry apreció las grandes dimensiones de la estancia, la araña de luces que colgaba del techo y los retratos que había en las paredes, de color morado oscuro. Cuando los Carroñeros hicieron entrar a los prisioneros, dos personas se levantaron de sendas butacas colocadas ante una ornamentada chimenea de mármol. Emily intentaba mantener la respiración para no alarmarse. Vería a Draco después de mucho tiempo.

—¿Qué significa esto?

Harry reconoció al instante la voz de Lucius Malfoy: aquel hablar arrastrando las palabras era inconfundible. Empezaba a asustarse de verdad, porque no veía cómo iban a salir de allí, y a medida que su miedo aumentaba, le resultaba más fácil bloquear los pensamientos de Voldemort, aunque seguía doliéndole la cicatriz. Emily, sin embargo, no le dolía la cabeza. Estaba muy pendiente a lo que sucedería a continuación. Miró a su hermano e intentó brindarle seguridad con su mirada, pero no lo consiguió.

—Dicen que han capturado a Potter —explicó Narcisa sin emoción alguna—. Ven aquí, Draco.

Aunque no se atrevió a mirar a Draco directamente, Harry vio de refilón cómo una figura un poco más alta que él se le aproximaba; reconoció su rostro, pálido y anguloso, aunque era tan sólo un manchón enmarcado por un cabello rubio claro. Greyback obligó a los prisioneros a darse otra vez la vuelta para colocar a Harry justo debajo de la araña de luces.

Emily desde la otra punta sostenida por el hombre lobo lo observó fijamente. Draco no había siquiera dirigido su mirada a ella. No la había notado. Estaba muy pendiente a su hermano.

—¿Y bien? ¿Qué me dices, chico? —preguntó el hombre lobo.

Draco miró a Greyback y sus ojos se abrieron como platos. Emily Potter estaba allí, con su cabello pelirrojo cayendo por sus hombros y la ropa sucia y raída como su padrino con los cachetes más hinchados de lo normal para que no descubrieran tampoco su identidad. Sus ojos grises con los castaños de la muchacha se cruzaron y Draco sintió la necesidad de sacarla de allí. No podía dejarla en aquel lugar.

—¿Y bien, Draco? —preguntó Lucius Malfoy con avidez—. ¿Lo es? ¿Es Harry Potter?

—No sé... No estoy seguro —respondió Draco volviendo la vista hacia el muchacho.

Mantenía la distancia con Greyback, y parecía darle tanto miedo mirar a Harry como a éste se lo daba mirarlo a él. Tal vez, el motivo de la desesperación que sentía Malfoy en ese momento no se debía más que a que su palabra podía ser mortífera para Emily.

—¡Pues fíjate bien! ¡Acércate más! —Harry nunca había visto tan ansioso a Lucius Malfoy—. Escucha, Draco, si se lo entregamos al Señor Tenebroso nos perdonará todo lo...

—Bueno, espero que no olvidemos quién lo ha capturado, ¿verdad, señor Malfoy? —terció el hombre lobo, amenazador.

—¡Por supuesto que no! ¡Por supuesto! —replicó Lucius con impaciencia.

Se acercó tanto a Harry que el muchacho, a pesar de la hinchazón de los ojos, vio con todo detalle aquel rostro, desprovisto de la palidez y la languidez habituales. Debido a su deformidad, igual que una especie de máscara, era como si Harry mirara entre los barrotes de una jaula.

—¿Qué le han hecho? —le preguntó Lucius a Greyback—. ¿Qué le ha pasado en la cara?

—No hemos sido nosotros.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora