𝙟𝙖𝙢𝙚𝙨 𝙥𝙤𝙩𝙩𝙚𝙧·𝟮

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—¡Me han castigado! ¡Por su culpa! —gritó enfadada Becky mientras que su varita lanzaba unas chispas rojas.

Hagrid alejó la taza de té del alcance de la rubia y se sentó frente a ella.

—Tranquilízate, Rebecca, y baja la varita, podrías herirte.

La rubia bajó lentamente la varita un poco apenada y decidió sentarse frente a su amigo. Hagrid siempre la escuchaba y aunque tuviera cosas más importantes, siempre le dedicaba un momento para hablar.

—Es que ya no lo soporto, Hagrid —dijo suspirando—. Siempre es lo mismo y a él parece causarle gracia.

—Tal vez es porque busca una forma de acercarse.

—No quiero saber más nada de él, Hagrid.

Hagrid no volvió a hablar y se dispuso a tranquilizar a Beck antes de que anochezca y tuviera que volver al castillo a cenar.

El sábado siguiente, a las once de la noche, Rebecca y James se encontraban en el salón de trofeos limpiando aquellos que se encontraban en lo más alto y escondidos detrás de grandes piezas de oro.

La rubia no le dirigía ni la mirada ni la palabra al pobre Potter que buscaba molestarla con cada palabra.

—Si lo hicieras más rápido terminaríamos antes.

Beck respiró pesadamente, pero siguió haciendo lo suyo. Estaba muy cansada ya y quería acabar rápido para ir a dormir y levantarse temprano al otro día a estudiar para los exámenes que se avecinaban.

—Ese no ha quedado tan reluciente.

Respiró hondo.

—Y a ese le quedó una marquita.

Toda el agua sucia del balde terminó bañando (o mejor dicho, ensuciando) a James.

Quería riese a carcajadas, pero se sintió culpable al instante. El simple hecho de ser tan impulsiva la había llevado a malas situaciones en el pasado. James se había quedado quieto en el lugar mientras se quitaba las gafas y se disponía a secarse la cara con lo poco seco que le quedaba de la manga.

—Eso no lo esperaba en absoluto —dijo con una sonrisa.

Rebecca bufó al notar que James se tomaba todo como una broma. No quería ni tenerlo cerca, ni que le hablara, el orgullo era lo más importante para ella.

—¿Podemos hablar? —preguntó James sentándose en el suelo tiritando un poco por el frío.

—No tengo nada que hablar contigo. Suficiente que estoy aquí por tu culpa.

Beck se dio la media vuelta para seguir con su trabajo. Aunque no quisiera admitirlo la ponía nerviosa estar tan cercana a James y aún no entendía por qué, a pesar de que James se mostraba oficialmente con Lily, la seguía buscando a ella.

El castaño no reprodujo ningún sonido en lo que restaba de la hora que les quedaba, pero tampoco ayudó a su ex novia a seguir limpiando. Beck intentaba pensar en otras cosas antes del por qué James no le quitaba los ojos de encima. Tal vez eran delirios de ella, tal vez James tuvo la mala suerte de jugarle una broma y terminar en penitencia y tal vez si ella no hubiera retrucado tampoco estaría allí junto a él.

Cuando sintió que la mayoría de trofeos estaban brillantes esperó a que la profesora McGonagall apareciera para decirles que ya se podían retirar a sus respectivos dormitorios.

Se sentó en la silla sin siquiera dirigirle la mirada a su compañero y se dispuso a juguetear con sus manos. Era el último año y después de de tanto tiempo, por fin dejaría el colegio para comenzar una nueva vida adulta sin amoríos de adolescentes, sin drama, sin lágrimas por la noche.

harry potter || one shots y fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora