LXI

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Llegué a mi casa por fin, completamente exhausto físicamente, porque una parte de mi cansancio mental había disminuido debido a lo ocurrido con Frank. No tenía fuerzas ni ganas de nada, ya que no había dormido en toda la noche y sentía una enorme debilidad en mi cuerpo, extendiéndose suavemente por este mismo. Arrastré mis pies, llevándome hasta mi habitación sin ni siquiera saludar a mi madre, quien estaba comiendo algo en el comedor. Y entonces tiré mi mochila a un lugar incierto, para después tirarme a mí mismo sobre la cómoda cama, en una posición un tanto extraña, de la cual no pude moverme por la falta de fuerzas en mi sistema.

El efecto de la cafeína ya había acabado desde hace un par de horas y por eso mismo, me sentía tan pésimo. Con una de mis manos hurgué en el bolsillo derecho de mi pantalón, sin casi moverme, y saqué mi celular. Lo desbloqueé con sólo un ojo abierto y la vista nublada por ello mismo y seguido de eso, abrí la ventana de Bert, para enviarle un mensaje. Escribí como pude, entre el inmenso dolor agudo que sentía detrás de los ojos y en la nuca, mientras mis dedos temblorosos se movían torpes sobre el pequeño teclado.

"Antes que nada, te pido una muy sincera disculpa por lo que te hice pasar, no era mi intención, te lo juro. Ya tengo la respuesta a lo ocurrido y espero que mañana podamos vernos para hablar de ello. Te quiero mucho, Bert"

Lo leí a duras penas, pensando todavía si estaba ocupando las palabras correctas para expresarme, pero, vamos, mi mente aturdida en esos momentos no procesaba muy bien las cosas, así que de una vez por todas, envié el mensaje, mientras soltaba un profundo suspiro entrecortado. Después, dejé que mis párpados se cerraran suavemente, cuando la imagen de Frank bajándose del automóvil rojo de Patrick, llegó a mi mente. Recordé como sus labios dibujaron la palabra "Adiós" antes de internarse en su casa y que Patrick arrancaba el automóvil nuevamente.

La inconsciencia estaba llegando a mí poco a poco, seduciéndome lenta y cadenciosamente, en lo que otra imagen mental se hacía presente. Ésta vez, se trataba de Bert, su atractivo rostro, sus cabellos negros y aquellos ojos azules como el cielo, mirándome directamente. Sonreí en medio de mi adormecimiento mental y entonces, todo se volvió negro. Había caído en un profundo sueño.

It's better off this way; frerard; gerbert.Where stories live. Discover now