Dos chicos malos.

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Le miré durante varios segundos. No sabía que decir. Tyler me apartó del grupo de gente y me sentó en el sofá.

- Zoe, Lucas está en mi cuarto osea que dormiré en el sofá y mamá está haciendo horas extra, no volverá hasta la hora de comer ¿vale? - dijo Tyler un poco nervioso - vete a dormir y mañana hablamos.

- No, - protesté - ¿que os ha pasado? ¿en que pelea os metísteis?

- Hablamos mañana - insistió mi hermano.

Me levanté enfadada y subí por las escaleras corriendo.

Cuando estuve en frente de la habitación de Tyler me detuve. Miré la puerta durante unos minutos como si pudiera ver a través de ella.

Mi mano viajó hasta el picaporte de la puerta y lo giré lentamente hasta que se oyó un "click" y abrí la puerta. Me asomé y observé el cuarto. Mis ojos recayeron en un bulto que había debajo de la colcha de mi hermano, estaba inmovil excepto unas leves subidas y bajadas que debían de ser las respiraciones de Lucas.

- ¿Lucas? - susurré, pensé que no me había escuchado y me iba a dar la vuelta pero de pronto escuché un gruñido y vi como Lucas se destapaba poco a poco.

- ¿Zoe? - volvió a gruñir.

- ¿E-estás - comencé a tartamudear - estás bien?

Se rió por lo bajo mientras se sentaba en la cama como pudo.

- ¡No! - dije demasiado alto y me acerqué a él corriendo - no, no te levantes.

Me senté en la cama y puse mis manos en sus hombros para detenerle.

- Zoe, nena, tranquila que vale que esté lensionado pero tengo el culo perfecto.

Le miré al rostro y lo examiné. Tenía una brecha en la ceja, un corte en el labio y varios moratones repartidos en la cara. Cuando bajé la mirada me encontré su camiseta manchada de sangre en un costado.

- Tu costado - susurré mientras clavaba mi mirada allí.

- Tranquila, tu hermano sabe de estas cosas y me ha curado - dijo sonriendo orgulloso.

- ¿Qué ha pasado? - exigí saber mirandole a los ojos, no había apartado mis manos de sus hombros en ningún momento.

- ¿No decías que te daba igual todo lo que tenía que ver conmigo? - dijo burlón.

- Lo pregunto por mi hermano idiota - dije brusacamente.

Él rió pero se detuvo y gruño agarrandose la herida.

- El karma - dije con una sonrisa.

- Pues si tanto preguntas por tu hermano vete y preguntaselo a él - dijo un poco molesto e intentó volverse a tumbar.

- Espera, - dije rápidamente acercandome a él aún más - por favor dímelo Lucas, haré todo lo que quieras.

- ¿Todo? - dijo con esa sonrisa odiosa.

- Bueno... todo es relativo - dije mirando a mis manos. ¿Por qué no las apartas?, protestó mi subconsciente.

- Si te lo cuento bailarás conmigo una canción ¿entendido?

Lo miré de arriba abajo obligandome a soltar sus hombros y dejando mis manos reposando en mi regazo.

- ¿En serio piensas ir al baile? - dije mordiendome el labio.

- Se que estabas ilusionada por ver como me queda el esmoquin y no te joderé la noche - dijo con su voz arrogante al igual que su sonrisa.

Solté una carcajada y lo miré fijamente a los ojos, en ellos había dolor y cansancio.

¿Quererlo? No lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora