Una parte de la historia.

11.6K 584 11
                                    

El hospital era un caos. Al parecer había habido un accidente en la autopista más cercana y los servicios de emergencia habían traído a todos los heridos a ese hospital.

Caminaba a paso rápido por el hall en busca de la recepción. La marea de gente que se movía por el pasillo me impedía ver a cualquier enfermera que pudiera ayudarme. Los gritos llegaban desde el fondo de los pasillos y todo era miedo y tensión. Conseguí llegar hasta una pequeña y regordeta enfermera. Su pelo era grisáceo que contrastaba de una manera muy extraña con sus brillantes ojos verdes.

- ¿ Qué quieres? -me preguntó mientras volvía a hacerse el moño.

- ¿Puede decirme la habitación de Amanda Smith? -pregunté sin aliento.

- ¿Familiar directo?

Sus ojos penetraron en los míos dispuestos a descubrir cualquier mentira.

- Se lo suplico. Es la madre de mi novio y necesito verlo -susurré intentando obtener algo de compasión.

- No puedo dejarte pasar a no ser que seas un familiar directo -me dijo con un tono amable.

- Acabo de discutir con mi novio por teléfono y necesito hablar con él solo serán unos segundos.

La mujer se rascó la cabeza con un bolígrafo mientras pensaba.

- ¿Y si intercambiamos favores?  -le pregunté en voz baja.

Volvió a mirarme un poco confusa. Tal vez piense que eres una traficante y que le estás ofreciendo droga,  dedujo mi imaginativo subconsciente.

- Necesito que vayas hasta la cafetería y me compres unas bolsas de guarrerías -dijo mientras me daba el dinero.

Mis pies se movieron fácilmente entre la gente aunque el número había descendido. La urgencia del accidente no estaba controlada pero había algunos médicos descansando tras un trabajo duro. El camarero tardó en atenderme pero cuando lo hizo le pedí dos comandas. La d la enfermera y otra para mí.

Cuando le entregué la bolsa con todos los productos que me había pedido la mujer los cogió con ansias, estaba hambrienta.

- Aquí tiene, ahora su parte del trato.

La mujer me observó durante unos segundos mientras mi subconsciente no paraba de gritarle palabras que nunca oiría. Por fin suspiró y negó con la cabeza.

- Cuarto piso, habitación 264.

Salí corriendo tras darle un escueto agradecimiento. Corrí por los pasillos hasta que llegué al ascensor. En un ágil movimiento me introduje en el antes de que las puertas se cerrasen. Me acompañaban dos médicos que me miraron con reproche mientras ascendíamos. Ellos se bajaron en la planta 3 -ni se despidieron- y yo corrí cuando se abrieron de nuevo las puertas. Notaba el corazón en la garganta y ni siquiera sabía por qué corría. Ella no iba a morir.

En el cartel ponía 260-269, por lo que me introduje en él. Nada más poner un pie en la baldosa escuché a Damien hablar. Su voz era potente aunque animada.

- Relájate -le decía a su hermano.

- No hasta que admitas que esto es cosa tuya -Lucas tenía los hombros caídos, no estaba bien.

- Un accidente lo tiene cualquiera -desde mi posición tras una de las columnas podía notar su diversión.

Estaban al lado de una de las puertas. Pude fijarme que todas las paredes blancas estaban a rebosar de posters. Todos ellos hablaban de medicina, de prevenciones y de la desnutrición por la pobreza. Había cuatro columnas a cada lado del pasillo, integradas en las paredes. Yo estaba al lado de la habitación 262, podía escuchar una máquina detrás de la puerta.

¿Quererlo? No lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora