¿Quererlo? No lo sé.

¿Celos?

El mensaje siguió sin ser recibido por la mañana. No podía parar de mirar el reloj mientras desayunaba, ¿por qué no me contestaba?

Tyler apareció por la puerta y se sentó en frente de mí.

- Buenos días, renacuaja - saludó.

- ¿Quién es Damien Smith? - pregunté sin rodeos.

Tyler se apoyó en la mesa con los codos y me miró extrañado.

- ¿Cómo sabes ese nombre? - entrecerró los ojos.

- Lucas me dijo ayer que no me acercara a él. Y descubrí que era su hermano.

- Deberías hacerle caso.

- ¿Por qué no me cuentas que pasó?

- Ni siquiera se toda la historia. Se partes que Lucas me contaba cuando estaba demasiado borracho para darse cuenta de lo que decía.

- ¿Y qué te contó?

- No te hace falta saberlo, ya no vive en la villa.

- Pero va a volver - susurré recordando lo que oí anoche.

- ¿Qué?

- Sí, lo oí en una conversación de Lucas.

Tyler se levantó y se sentó al lado mío.

- Tú aléjate de él.

- Pero...

- Ya me has oído.

Pasaron tres días y no tuve noticia de Lucas. No atendía en clase, no me enteraba de nada y siempre preguntaba a mis amigos por él. Ellos sabían lo mismo que yo, nada. Mi hermano parecía preocupado pero intentaba disimularlo.

Al tercer día cuando llegamos a la parada Lucas no estaba ni tampoco vino a clase. La angustia me carcomía y cuando llegué a casa repetí la rutina de los últimos días. Mandarle mensajes, esperar, esperar, esperar y no recibir nada hasta que me dormía. 

Aquella tarde quise estudiar pero no había manera. Me distraía y perdía el hilo del tema, incluso, llegué a escribir en los esquemas de historia que Lucas Smith había descubierto América. Frustrada cerré el libro fuertemente.

Cuando me quise dar cuenta ya estaba en frente de su casa. Caminé hasta la puerta y toqué el timbre. Me sentía nerviosa y tenía un nudo en la garganta. La puerta se abrió ye encontré algo muy inesperado. Un chico mayor que me miraba desde la puerta. Sus ojos eran oscuros y su pelo castaño, guardaba una cierta semejanza con Lucas pero se notaba que era más mayor e intimidaba más.

- ¿Quién es? - escuché la voz de Lucas.

- Una chica muy linda - dijo el chico.

Su voz era muy grave, tan grave que te ponía los pelos de punta.

Vi a Lucas aparecer tras de él. Se detuvo y se mordió el labio. Mi respiración se detuvo de la impresión, estaba pálido, tenía unas enormes ojeras en los ojos y sus manos temblaban levemente.

- Damien, ¿te importa? - dijo Lucas saliendo de su casa.

El hermano de Lucas no me quitaba la vista de encima. La verdad era que me sonaba de algo pero no recordaba de que...

- Yo a ti te conozco - dijo Damien.

Pude ver como Lucas se volvía aún más blanco.

- ¿A mí? - susurré.

- Sí, tú eres la que corría por las calles la noche pasada.

De repente me acordé. Era el chico que me cogió cuando tropecé la última noche que había visto a Lucas.