¿Quererlo? No lo sé.

Te quiero.

- Vamos, ya son las once. ¿Quieres vestirte ya?.

- Cállate y espera.

Mony y yo ya estábamos preparadas mientras que Sue seguía en ropa interior buscando que ponerse. La habitación de Sue era pequeña, la cama individual estaba debajo de la única ventana. El escritorio estaba en frente de esta, pegado a la pared y al lado había un pequeño armario, todo de diseño moderno y de colores oscuros. Las blancas paredes estaban llenas de posters, dedicatorias y dibujos hechos por mi hermano. En la moqueta estaba desperdigada la ropa de Sue.

- Mira que eres pesada - bufé tumbándome en la cama.

- Tyler te va a ver guapa te pongas lo que te pongas - argumentó Mony que parecía más aburrida que yo.

- Da igual, quiero estar radiante.

- Vamos, Sue. Te va a ver igual con unos vaqueros que con una falda.

- Callaros.... ¡Aquí está!

Del armario sacó un vestido gris bastante corto y con un solo tirante. Se lo puso rápidamente y encontró sus manoletinas.

- Es precioso - comentó Mony mirando a nuestra amiga de arriba a abajo.

- Esperemos que funcione - susurró Sue.

- ¿Qué quieres decir? - pregunté confundida y me volví a sentar en la cama.

- ¿Lo he dicho en alto? - dijo Sue cuando sus mejillas se teñían de rojo.

- Sí - respondimos Mony y yo a la vez.

- Es que - Sue se sentó entre nosotras dos - va a ser una fiesta grande.

- Será la fiesta de la playa, como todos los años - Mony siempre pasaba la Nochevieja aquí.

- Me refiero a que... - retorció sus manos - quiero estar impresionante para que se olvide de tomar cosas y solo se centre en mi y...

Mony y yo la abrazamos, sabíamos que Sue lo estaba pasando mal por ese tema, había acompañado a mi hermano a las terapias y había visto lo mismo que yo. Vagabundos, oficinistas, adolescentes e incluso policías que recaían una y otra vez.

- No quiero que tome nada, en tal caso un poco de alcohol. Pero ya le advirtieron que no podía tomar nado o si no lo echarían de la rehabilitación y como lo echen... no sé que voy a hacer - Sue terminó llorando desconsoladamente.

- Sue, no hace falta que te vistas como una puta para que mi hermano se fije en ti, por ti sola ya atrapas toda su atención. Él está muy concentrado en el tema y no va a tomar nada, se está esforzando mucho. Sólo hay que confiar en él.

- Ya, pero... - sus lágrimas impidieron terminar la frase.

- Ya lo estás ayudando, - la consoló Mony - por el simple hecho de estar con él y acompañarle a esas asquerosas terapias le ayudas muchísimo.

- ¿En serio lo creeis? - su voz sonaba rota.

- Claro que sí - dijimos Mony y yo a la vez.

Sue sonrió y negó con la cabeza.

- ¿Se me ha corrido mucho el maquillaje? - nos preguntó.

- Vamos al baño - contestó Mony levantándola y llevándola al baño.

Yo me quedé en la habitación pensando en lo que había dicho Sue. Yo también tenía miedo, y mucho, de que lo echarán y no pudiera rehabilitarse. Mis lágrimas se asomaron, hoy estaban muy activas, pero las conseguí retener.

Al rato Mony y Sue aparecieron por la puerta.

- Levanta el culo y vamonos de fiesta - gritaron como si lo hubieran ensayado en el baño.