Nuevos sentimientos.

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Eran las siete y media de la mañana y la maqueta estaba construida al setenta y cinco por ciento (por decir una cifra). Lo único que quedaba de colocar era el tejado de la granja, algunas figurillas de animales y un molino que se situaba al lado de la granja.

- Ya nos queda poco - dijo Lucas animado mientras colocaba las aspas al molino.

- Está quedando precioso - comenté con una sonrisa.

- Siguendo las instrucciones y teniendo un chico tan guapo para leerlas no me extraña - su parte arrogante había vuelto.

Le di un puñetazo flojo en el hombro con cuidado de que no dañara la figura que tenía en sus manos.

- Dime que no es verdad. - dijo volviendose hacia mi por un momento, después el molino volvió a acaparar toda su atención.

Me reí por lo bajo y miré con que destreza terminaba de construir el molino. Mientras hacíamos la maqueta me contó que  llevaba haciéndolas desde los cuatro años, era una afición secreta según él. Sus largos y agiles dedos ponían cola en la estructura de metal del molino y la cubría con mini listones de madera. Era hipnótico ver como lo hacía, con que elegancia distribuía la cola y colocaba cuidadosamente los listones.

- ¿No te parezco guapo? - preguntó al ver que no respondía. Cuando le miré a la cara estaba haciendo un puchero.

- No eres feo - afirmé, aunque fuera verdad no le iba a dar la razón.

- Venga, admitelo - me desafío - te parezco atractivo.

- No lo voy a admitir nunca - dije intentando ponerme seria.

- Osea que lo piensas ¿eh?

- No, no lo pienso.

- Sí, admitelo y dejate de juegos.

Sonreí, no lo iba a admitir así que aparté la vista de él y me concentré en la granja. Llevabamos trabajando más de tres horas en ella. La pared del granero estaba cubierta por fachadas de ladrillitos minusculos, el tejado que yo acababa de construir era de lositas muy pequeñas colocadas en una estructura de madera y las puertecitas que también eran de madera soportadas por bisagras lo que permitía que se abriesen y se cerrasen. El interior estaba dividido por unas vallitas de madera donde se colocaban los animales, la paja y las herramientas agrícolas, todo en miniatura. Al lado del granero había un cerco donde se colocaban las ovejitas, las vaquitas y otras animales herbívoros. El molino era completamente de madera, igual de alto que el granero y de un color blanco un poco manchado.

Yo acababa de terminar de hacer el tejado y estaba esperando a que se secase para colocarlo mientras Lucas terminaba de construir el molino. Las últimas horas se habían pasado muy deprisa, demasiado deprisa. Aunque Lucas era un incordio la mayoría de las veces había ratos que era una persona agradable, me estaba empezando a gustar pasar el rato con él.

Nos quedamos varios minutos en silencio, pero no era un silencio incomodo si no que era bastante agradable ver como manejaba las piezas.

- Y esto ya está. - dijo cuando ya estuvo terminado el molino. Lo dejó encima de un periódico para que se secase - ¿Colocamos el tejado?

Asentí emocionada, después de tanto trabajo al fin ibamos a terminar la maqueta. Puse un poco de cola en la parte de arriba de la estructura del granero, como se indicaba en las instrucciones que me leía Lucas, y cogí el tejado cuidadosamente. Cuando fui a apoyarlo encima del pegamento Lucas me detuvo.

- Espera - dijo levantandose y colocandose detrás de mi - deja que te ayude.

Sus manos se colocaron encima de las mias quedando nuestro brazos en paralelo. Ese contacto entre nuestros dedos hizo que todo mi cuerpo se calentase y que mi corazón comenzara a latir más rápido.

¿Quererlo? No lo sé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora