¿Quererlo? No lo sé.

El viaje.

La maleta estaba encima de la cama y a su vez yo estaba encima de ella. Intentaba cerrarla pero parecía imposible. Llevaba como media hora probando con diferentes posturas o, incluso, poniéndole cosas para hacer peso pero nada de eso servía. Escuché una risa y miré hacia la puerta Mi hermano se divertía viendo mi pequeño espectáculo.

- ¿Quieres que te ayude? - me preguntó mientras se adentraba en la habitación.

- Por favor - supliqué.

Conseguimos que la cremallera hiciera todo el recorrido y respiramos aliviados. Tyler se llevó mi maleta y yo me senté en la cama. Allí iba, a Londres y puede que hiciera una visita a París. Había decidido escaparme el último día, había la posibilidad de que perdiera el tiempo yendo pero no me importaba.

- Zoe - me llamó mi madre.

Estaba sentada a mi lado, no había notado su presencia.

- ¿Sí?

- Quiero que tengas cuidado y que te portes bien.

- Claro que sí, mamá - sonreí.

- Y que le hagas caso a tu hermano.

- Eso ya va a ser más difícil.

Mi madre me miró con reproche y yo me reí. Besé su mejilla y nos abrazamos.

- Te voy a echar de menos - susurré.

- Yo también aunque sea solo una semana.

Nos separamos y ella, después de darme un beso, se marchó. Me mordí el labio incómoda y miré por la ventana. Tenía tantas ganas de verle.

Bajé al salón y ya no quedaba ninguna maleta ni ninguna persona por lo que salí de casa. El coche estaba arrancado y Tyler me esperaba apoyado en él.

- ¿Nos vamos?

Sonreí y asentí. El viaje estuvo acompañado por risas y planes. Tyler también se venía a Londres y quería ver con él un montón de cosas. Cada vez estaba más cerca del aeropuerto y eso me ponía nerviosa.

- En la noria esa te voy a abandonar - me comentó.

- Se llama El Ojo de Londres no la noria esa.

- Como sea.

- ¿Vas a estar con Sue?

- ¿Y con quién iba a estar sino? - me sonrió.

Una imagen se me vino a la cabeza. Yo en la noria con Lucas, observando cómo Londres se hacía diminuto bajo nuestros pies. Le iba a echar de menos.

- Aquí estamos.

Tyler aparcó en el parking y bajamos todo el equipaje. Rodamos hasta la puerta y esta se abrió automáticamente. El aeropuerto estaba lleno de personas. Tanto alegres por la llegada de sus seres queridos como tristes por su marcha. Me acerqué a Tyler lo más que pude y este pasó un brazo por mis hombros como gesto tranquilizador. De repente vi a un chico, era delgado, con buena espalda y su pelo castaño estaba alborotado. Por un momento pensé que era Lucas pero Paula interrumpió mi observación cuando me abrazó.

- Que ganas, en serio - me dijo ilusionada.

- No sabes cuantas - le sonrío.

- ¿Te pones conmigo en el avión?

- Eso es según los billetes - nos informó mi hermano.

- Bueno, ya nos cambiaremos - dijo Paula y me guiñó un ojo.

- Claro.

Caminamos con las maletas por el aeropuerto hasta dar con la zona de facturar el equipaje. Miré hacia atrás esperando volver a ver al chico de antes pero lo único que vi fue a un montón de chinos sacandole fotos a todo. Volví a darme la vuelta y la señora me miró fijamente. Me distraía la tonelada de maquillaje que llevaba encima.