Puedes ponerte cómoda.

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Zoe.

Mientras Lucas se levantaba aquella mañana...

El dolor en mi nuca era insoportable, mi mente se despertaba poco a poco pero mi cuerpo no parecía reaccionar. Escuchaba algunos golpes en metal, pisadas y a veces se colaba alguna rendija de luz en mis ojos pero el frío del suelo acaparaba toda mi atención. Llegué a la conclusión después de que mi cerebro se asentara del todo de que mi camiseta debía de estar subida ya que notaba el suelo arenoso en mi espalda.

Abrí los ojos poco a poco y la luz me deslumbró, la bombilla estaba colgando de un delgado cable e iluminaba la habitación. Intenté moverme pero mi cuerpo estaba entumecido y hacía mucho frío. Ni me percaté de que Tyler estaba a mi lado, solo quería levantarme e ir al instituto que es lo que debía hacer. Poco después volví a caer en el sueño.

No sé cuánto tiempo pasó pero escuché un fuerte golpe entre dos metales y eso me despertó al fin. Me senté rápidamente, como cuando tenía una pesadilla, y mi espalda se quejó. Gemí del dolor y me apoyé en mis codos. Sentí la arena en los brazos y me miré a mí misma, estaba en ropa interior. Moví un poco mis piernas y al no notar escozor en mis partes deduje que no me había violado, algo qie era bueno.

Asustada miré a mi alrededor, las paredes eran de piedra así como el suelo pero este había sido cubierto por arena. Lo único que había era una puerta, mi hermano (que solo vestía sus calzones de conejos), yo y la bombilla.

- Tyler - lo llamé y al no haber respuesta me acerqué a él y lo zarandeé - Tyler, Tyler.

- ¿Qué quieres? - dijo malhumorado.

- Estamos semi-desnudos en una habitación.

- ¿Pero qué... ? - abrió primero un ojo y me miró de arriba a abajo. Al ver mi desnudez consiguió despegar sus párpados y mirarme con los ojos muy abiertos.

- Recuerdo poco de anoche - dije cuando Tyler no dijo nada -. Sé que volvíamos de la fiesta...

Las imágenes de Lucas llegaron a mí. Sus besos, sus caricias, todo ello fue revivido por mi cuerpo haciendo que un placentero escalofrío recorriese mi espalda.

- Y al volver un furgoneta negra paró y nos golpeó - terminó la historia.

- ¿Por qué nos querrán a nosotros? - dije abrazándome a mí misma.

- No lo sé, pero lo vamos a descubrir - se levantó y golpeó repetidamente la puerta.

Nos quedamos callados mientras esperábamos una respuesta a parte de la que nos devolvió el eco. Suspiré desesperada y me levanté. Tyler me miró y en sus ojos pude ver enojo y algo de miedo.

- ¿Tienes frío?

- Un poco - respondí y él abrió los brazos. Me acerqué a su lado y dejé que me rodeara con sus brazos.

- ¿Estáis despiertos? - dijo una voz rasposa al otro lado de la puerta.

- Pues claro que están despiertos - la voz aguda parecía de una mujer.

- ¿Hola? - el hombre ignoró el comentario.

- ¿Qué queréis? - preguntó Tyler molesto.

- ¿Lo ves? Si no quién hubiera tocado - dijo la voz aguda.

Las llaves giraron en la cerradura y la puerta se abrió. Un hombre grande entró en la habitación, tendría unos treinta años como mínimo, era calvo, su espalda era tres veces la mía y sus ojos eran grandes y grises. Se rascó la barba al vernos y miró hacia la puerta.

- Están los dos despiertos - le dijo a su acompañante.

La "mujer" se asomó a la puerta. Su pelo estaba rapado al uno y sus ojos marrones eran penetrantes pero a la vez tranquilizadores. El chico no parecía tener más de veinticinco años y, a pesar de que su voz era aguda y melodiosa como la de una mujer su cuerpo era viril aunque un poco regordete.

¿Quererlo? No lo sé.Where stories live. Discover now