Un tiempo.

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Toda la habitación daba vueltas, lo único que estaba inmóvil era su nombre en mi teléfono. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y mi estómago se retorcía dulcemente. Quería cogerselo, quería escuchar su voz pero temía sus palabras. Mi dedo tanteó por la pantalla iluminada entre descolgar o cortar la llamada.

- ¿Qué pasa? - Paula se asomó al borde de mi cama y me miró con una ceja levantada.

- Yo... eh... es Lucas - balbuceé sin apartar la vista del móvil.

- No se lo cojas, habla primero con Chris - dijo Paula pero yo ya había descolgado la llamada.

- Lucas - susurré mirando a la ventana.

- Dios mío,  ¿por qué has tardado en cogerlo? - parecía alterado - Da igual, escuchame, lo de Mia...

- No quiero oírlo, - le interrumpí - es tu vida y no eres mi novio. No sé ni para que has llamado, estoy bien y no quiero recordar la escena.

La línea se quedó en silencio, mi estómago se encogió y entendí por que Lucas folló con Mia. Yo era demasiado brusca con él cuando él se preocupaba de mí, pero las cosas podían cambiar.

- Lucas, no quería decirlo así - susurré al ver que el no contestaba.

- No, no, tienes razón - suspiró - mejor que se preocupe el borracho de tu novio.

- No, no - lloré en cuanto escuché la frase.

- Zoe no llores y duerme, te va a venir bien - dijo cansado.

- No podrías...

- No voy a dormir a tu casa, tengo que quedarme.

Colgó pero antes pude oír la voz de Mia.

- ¿Estás bien? - me preguntó Paula al rato pero no la contesté.

Volví a buscar el calor en las sabanas pero ahora se había perdido definitivamente. Me sentía vacía, apagada y fría. El cosquilleo dulce que había poblado mi estómago al ver la llamada se había convertido en una prensa que aplastaba mi pecho poco a poco, sin dejarme respirar. Lloré y lloré durante horas, pensando en por qué le había dicho eso y en cómo podía ser tan tonta. Pero entre lágrimas y sollozos decidí una cosa. Las cosas iban a cambiar, a cambiar de forma radical.

Año nuevo lo pasé en la cama, entre pañuelos y sábanas. Paula se había marchado por la mañana después de tener una pequeña charla conmigo. Mi madre se asomaba cada poco y preguntaba que me pasaba a lo que yo le contestaba con un gruñido y un pulgar hacia arriba que me costaba mover, no en el aspecto físico, si no el mental. Por mi podía quedarme quieta durante días.

Al siguiente día solo cambio una cosa. Chris me llamó unas tres veces pero yo le colgaba. También vino a verme pero en cuanto mi madre me dijo que si podía entrar me negué rotundamente y al ver que no podía ni hablar ni verme decidió escribirme:

De: Christopher;)

Zoe, no sé que hice mal anoche, es más, me acuerdo de poco pero solo quiero que me lo cuentes para poder arreglarlo y seguir con lo nuestro. ¿Por qué me preguntaste si te quiero? Claro que te quiero, sino no estaría saliendo contigo. Solo quiero verte y que me digas que pasó o que dije o por qué no me hablas. Besos.

Mis ganas de llorar se sustituyeron por las de asesinarlo. ¿Qué no se acuerda porque bebió? ¡Ese era el problema!. Miré el mensaje durante varios minutos pensando en si responderle o no, tenía cuatro cosas que decirle. Al final me decidí:

Para: Christopher;)

Oh, que pena que no te acuerdes. Pero te voy a dar una pista, ¡ese es el problema!. Bebes y bebes. Te vuelves frío y distante y lo único para lo que me buscas es para restregarte. Además todo ha cambiado incluyendo lo nuestro y ya no sé que pensar.

¿Quererlo? No lo sé.Where stories live. Discover now