Sus labios.

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Dos semanas. Dos semanas llevaba sin hablarme con ninguno de los dos. Chris y yo lo habíamos dejado, cosa que me afectó un poco, y no había vuelto a hablar con Lucas.

También mi preocupación se centraba en el tema de mi padre. ¿Dónde estaría? Llevaba casi un mes sin hablar con él, no me cogía las llamadas ni me respondía a los e-mails. La fuga con su amante era mi opción principal pero no sé a que venía eso de no contestar a su hija al teléfono. Había evitado decírselo a mi madre, seguían sin llevarse bien y no quería echar más leña al fuego.

El instituto había vuelto a comenzar y todo parecía normal.

Paula, Mony y Sue llevaban varios dias llevándome a fiestas o sacándome a dar una vuelta por el parque como a una perra para conocer chicos y curarme de mi supuesta depresión. Vale, acababa de cortar con mi novio pero, ¿por qué utiliza la técnica de un clavo saca otro clavo? Estaba muy visto y yo me encontraba bastante bien.

El frío de enero se colaba por el borde de mi chaqueta y hacía que me estremeciera. Las calles estaban abandonadas pero en los bares no cabía ni un alma, todos en busca de calor y de algo que tomarse. Caminaba sola hacia casa (me negaba a ir en el autobús para evitar situaciones incómodas) con Tyler a mi lado.

Había vuelto a casa poco después de comenzar el curso. Mamá comprendió su error y ahora le ayudábamos en casa con los ejercicios que le mandaban del "taller". Él y Sue tenían algo raro, era una especie de relación amigos con derechos pero se veía a la legua que loa dos querían ser más que eso. Me daba igual lo que fuesen, lo que me importaba era como afectaba esa relación a mi hermano y por lo que pude observar le hacía mucho bien.

- Chris me ha preguntado por ti - comentó cuando estamos a pocas calles de casa.

- Ah, bien - me limité a decir. Mi voz sonaba acolchada por culpa de la bufanda que rodeaba mi cuello y mi boca.

- ¿No piensas volver con él? - Tyler quería convencerme de que Chris era el chico indicado para mí.

- Estoy segura. Además no creo que quiera volver, el puñetazo le dejó marca.

Tyler se hizo notar con una gran carcajada.

- ¿Y tú con Sue? - la risa se cortó de repente y él me miró con los ojos abiertos. Se le notaba nervioso.

- ¿Sue?

- Sí, Sue.

- Pues... bueno. Todo está como siempre.

- Pero tú no quieres eso.

- No.

- Entonces ¿qué tienes que hacer? - parecía que le hablaba a un niño pequeño.

Frunció el ceño y miró para otra parte como si le molestase el tema.

- Dejar las cosas como están - susurró.

- ¿Qué? - pregunté confundida - No, ¿por qué no intentarlo?

- Muchas cosas, Zoe. Muchas cosas.

Caminamos en silencio el resto del camino. Me comí la cabeza con esos "muchas cosas". ¿Qué eran esas cosas? Se que no debía entrometerme pero los que estaban en el juego eran mi hermano y mi amiga.

Llegamos a casa poco después. Al entrar el calor recorrió y alivió mi cuerpo, dejé la chaqueta en el sofá y me acerqué al radiador del salón. Se estaba tan bien que rápidamente busqué la mecedora que nos había regalado mi abuela hace años y cogí un libro. Me dispuse a leer con el calor y los pequeños movimientos como acompañantes pero no tuve esa suerte.

- ¿Diga? - contesté al teléfono.

- Fiesta - gritó alguien en la otra línea.

- ¿Paula? No voy a ir a ninguna fiesta.

¿Quererlo? No lo sé.Where stories live. Discover now