CAPÍTULO XLVIII

1.9K 144 29
                                    

Y así pasó un rato hasta que los padres se fueron, tampoco quedaba rastros de los profesores, quizás estaban en otro lado compartiendo entre ellos para darnos nuestro espacio entre compañeros, o algo así alcancé a oír entre González y la eterna enamorada de Agus, Teresa.

Mi madre se fue enojadisima conmigo y sólo me dejó quedarme porque era mi gran noche, no sin antes obligar a Fer a prometer que iba a vigilarme como cual niña de 5 años de la que hay que cuidar para que no haga maldades, claramente las mías no eran de niña de 5 años y vigilase quién vigilara de mi, estaba segura que iba a cometerlas de todas formas.

Estabamos bailando con mi amiga como soliamos hacerlo cuando ví a Jorge con su novia, Aurora, bailando a nuestro lado, para ser sincera se veían bastante bien, y aunque ya no lo amaba como cuando éramos novios algo dentro de mi se revolvió a ver la escena, y me hizo sentir fatal, ni pensar lo que el debió sentir con lo mío y Agustín sabiendo que aunque nunca lo engañé me pasaban cosas fuertes con mi profesor cuando aún éramos novios.

Lo saludé con la mano no esperando que correspondiera, pero el alzó su cabeza hacia mi y me dió un saludo de amistad esbozando una sonrisa.

Seguimos bailando mucho rato, también un poco con mis amigos y rotabamos cada cierto tiempo entre nosotros mismos, estaba riendo y disfrutando tanto el momento que había olvidado todo el tema anterior hasta que Agustín cruzó el umbral con las manos en sus bolsillos con la cara levantada observando el lugar, no es que mi auto-estima esté por las nubes, pero se que a quién buscaba era a mi. Mi semblante se puso serio en un segundo, tomé el brazo de Fer y la hice a un lado.

- ¿Qué te pasa?- susurró con el ceño fruncido, y por el volúmen de la música la verdad es que sólo leí sus labios más que escucharla.

- Necesito tu ayuda.- pedí con mis manos juntas en señal de suplica.- Necesito buscar la manera de irme con Agus.

- ¡¿Qué? ¿Estás loca?! ¿Qué va a decir tu madre?- inquirió alzando una ceja.

- ¿Crees que me importa en este momento lo que ella valla a decir? Si no lo volveré a ver después de esta noche no me importa el castigo que pueda recibir después.- respondí segura.

- Ay diablos, está bien.- bufo ella rodando los ojos y yo sonreí.- Sólo dime que tengo que hacer.

Luego de conversar con Fer y armar mi plan, comenzamos a beber un poco y al rato ya estaba hablando y gritando idioteces sobre una mesa.

- Bernasconi.- llamó mi amiga al profesor disimuladamente de la forma en que lo haría cualquier otra alumna.

- ¿Qué sucede?- preguntó el acercándose a nosotras con algo de preocupación en su tono de voz.

- Es Caro.- aclaró mi amiga.- Está totalmente ebria y es cosa de segundos para que empiece a hacer estupideces, ni siquiera quiero imaginar donde puede acabar durmiendo.

Eso lo preocupó del todo y se acercó más a mi para mirarme, supongo que no está listo para imaginar que yo termine teniendo sexo con otro hombre.

- ¿Qué hacemos?- preguntó él entre preocupado y asustado.

- Debes sacarla de aquí y evitar que haga una locura, no se a quién más pedirle ayuda.- suplicó ella.

- No puedo salir de aquí con ella si alguien nos ve todo acabará muy mal.- espetó Agus un tanto decepcionado.

- Vé a tu auto y yo la sacaré como pueda.- habló ella y Agus asintió salindo de ahí.

Una vez que se fue me levanté de la mesa para ir tras él.

- Gracias, te debo una.- agradecí a mi amiga.

- Ya no agradezcas y acabemos con esto.- pasé mi brazo sobre sus hombros y caminamos así hasta que me hizo entrar al auto de Agustín.

Este arrancó luego de unos segundos notaba su nerviosismo.

- ¿Caro me oyes?- preguntó cuando ya había avanzado un par de cuadras y yo asentí con dificultad.- ¿Dónde quieres que te lleve?

- Donde sea menos a mi casa, podría ser a la tuya.- sugerí con la voz entre cortada.

- Eso no es posible, ahí... Está Emilia.- susurró el final.

- ¿Ya volviste con ella?- cuestioné.

- No exáctamente.- respondió rascando su nuca.

- ¿A qué te refieres con eso?- pregunté tratando de incorporarme.

- Es complejo, no quiero hablar de eso ahora.- bufo rascando su nuca, yo quería una explicación, pero se lo dejé pasar cuando aparco frente a un hotel.

- Quédate aquí.- indicó y bajo del auto, luego de unos minutos volvió a entrar y condujo hasta el estacionamiento subterráneo, para luego bajarme en sus brazo -no dudé en rodear su cuello- y llevarme por el ascensor hasta un cuarto en el décimo piso.- Caro, ya pagué por esto, vas a pasar la noche aquí ¿Si? Mañana vendré a buscarte.- dijo depositandome en la cama.

- ¿Qué? No. Por favor pasa la noche conmigo.- pedí tomando su brazo y lo lancé sobre mi.- Te lo pido, sólo abrázame, por el amor que me tuviste duerme esta última noche conmigo.

Suspiró con fuerza y se tumbó en la cama atrapandome entre sus brazos, no dudé y en el momento en que miré su boca comencé a besarlo.

- Carolina, no. Estás ebria, yo no podría hacer esto así.- dijo alejándose. Comencé a carcajearme y el frunció el ceño.- Realmente estás ebria.

- Agustín no lo estoy.- hablé de lo más normal.- Sólo fingí para conseguir esto de ti.

- Carolina, estás totalmente loca.- gruñó asombrado.

- Si lo estoy y por eso disfruta de esta última noche conmigo.- me animé a decir colocándome como sea sobre él a pesar de mi vestido.

Empecé a besarlo y él pareció desconcertado con lo que estaba dispuesta a hacer por él, pero la verdad es que eso era poco. Luego de unos cuantos segundos me siguió el beso y no se como tan rápido, en tan poco tiempo ya nos habíamos quitado toda esa ropa formal que estorbaba tanto.

Comencé a moverme sobre él hasta hacer que se introduzca en mi y así como hace tanto estaba esperando impulse mis caderas haciendo una vez más el amor con MI hombre, por siempre mi profesor.

Así fue como alcanzamos casi al mismo tiempo un placentero y maravilloso orgasmo, me dejé reposar sobre su pecho hasta que mi respiración volvió a la normalidad, me levanté para hacerlo salir de mi y me tumbe a su lado abrazandolo con fuerza e inspirando de su aroma con mi cabeza en su pecho.

- Dios ni te imaginas cuanto necesitaba esto.- habló con la voz ronca del placer.

- Y yo. Te necesitaba a ti.- susurré con la voz dulce.- Buenas noches mi amor.- besé fugazmente sus labios.

- Buenas noches cariño.- respondió acariciando mi mejilla con el dorso de su mano, cerré mis ojos y en cosa de segundos ya estaba dormida con la más grande sonrisa que mi rostro complacido podía mostrar.

Enamorada de mi profesor - AGUSLINAWhere stories live. Discover now