La prometida del Alemán (R#6) [Prometidos #1]

25. Cuerpo de machote

Pietro

Parece que la lección de moralidad que le di recién a Violette no le sirve de nada en absoluto, ni para convencerla.

―¿Qué tengo que hacer para que dejes de hacer estupideces?

―Morirte ―dice seriamente y yo solo me río―. ¡¿Qué?! ¡No te burles! ―Se sonroja.

―¿Muerte y sexo? ―Enarco una ceja―. ¿Es en lo único que piensas? ―Me lo replanteo―. Ah, no, también en gastar mis tarjetas. ―Amplio mi sonrisa.

―Y tú solo piensas en trabajar ―contraataca, pero regresa a ser repetitiva―. Alemán aburrido.

―¿Recuérdame por qué te tengo tanta paciencia? ―Levanto mi mano y la paso por mi cabello mojado, entonces el rubor de ella aumenta, por lo tanto se queda tildada mirándome―. Tierra llamando a Violette. ―Pongo mi dedo en su frente y se sobresalta―. Te estoy hablando.

―¡Es que no puedo concentrarme! ―Frunce el ceño―. No te hagas el lindo.

―Hacerme... ¿El lindo? ―Me río―. Yo no he hecho nada.

―Con más razón. ―Rueda los ojos―. Eres un desperdicio de hombre. ―Luego me mira directo a los ojos―. Déjame acabar con tu sufrimiento, matándote.

―No estoy sufriendo, estoy muy bien conmigo mismo ―le aclaro.

―¡Entonces déjame hacerle un favor al mundo! ―Aumenta la voz―. ¡Seré rápida!

Vuelvo a reír.

―Eres graciosa ―opino y se queda tildada―. Sigue intentando. ―Abro la cortina de la ducha y salgo.

―¿A dónde vas? ―Reacciona.

―¿No pensarás que me iba a quedar a vivir en la ducha o sí? ―vuelvo a provocarla.

―¡Pietro, espera! ―grita, me sigue, entonces se tropieza y se choca conmigo, haciéndonos caer―. ¡Oh, Santo Dios bendito! ―chilla y alza las manos―. ¡¿Dónde he tocado?! ―dice alarmada.

―Tampoco para tanto ―expreso sin haber sido afectado por la situación―. No pareces tú actuando así.

―Es que... ―Se levanta rápido de sobre mí―. Eres tú y tu cuerpo de machote. ―Corre a la puerta―. ¡Yo me largo de aquí! ―Aprovecha para huir despavorida.

―¿Cuerpo de machote? ―exclamo confundido―. ¿Pero qué le pasa?