La prometida del Alemán (R#6) [Prometidos #1]

32. Lo que piensas

Violette

Pietro vuelve a besarme con intensidad y la verdad que tiene razón. No me estoy comportando como yo misma, estoy rara. En otro momento, quizás hasta le hubiera seguido el ritmo. Además hay que admitir que esto es rápido combinado con caliente.

Y yo que pensaba que la vez que lo hicimos, cuando cerramos contrato, solo fue suerte, pero no es ningún incompetente.

Sus caricias son certeras, las manos saben dónde tocar y su boca sabe dónde explorar.

Hace calor.

Se quita y tira su camisa al suelo, saca el preservativo, entonces rodeo mis piernas alrededor de su cintura.

Me muerdo el labio inferior.

―Pietro...

~~~

Abro los ojos en la mañana y me doy cuenta que me encuentro acurrucada bajo su brazo. Está profundamente dormido. Quizás en otro momento hubiera aprovechado la oportunidad para matarlo, pero me mantengo quieta en la posición que me hallo.

Me estoy preocupando como una boba.

De repente, su celular suena y me sobresalto, él abre los ojos instantáneamente, entonces se sienta.

¿Acaso estaba despierto?

―¿Sí? ―contesta―. Entiendo, voy para allá.

Frunzo el ceño, sigue siendo el mismo alemán aburrido.

―Siempre ocupado, ¿no? ―le pregunto mientras se viste y me sonríe―. ¿Te burlas de mí?

―Eres una máquina repetidora y no, solo estaba sonriendo. ―Levanta una ceja―. ¿Acaso no puedo?

Ruedo los ojos.

―No tiene gracia si no cuentas el chiste.

―¿Cual chiste? ―Esta vez se ríe.

Siento mis mejillas arder.

―¡Lo que piensas!

Su sonrisa se amplía.

―¿Quieres saber lo que pienso?

―Eh, yo... ¡No! ―Me altero―. ¡Entendiste todo mal!

Vuelve a reír.

―Pues no te cuento. ―Mira para arriba animado, en un gesto de burla.

Presiono mis puños, acumulando furia y frustración.

―¿Qué puede tener tu cerebro lleno de piedras?

Su sonrisa se borra y se forma un silencio indescriptible. Creo que lo ofendí.

Ese insulto es nuevo.