La prometida del Alemán (R#6) [Prometidos #1]

40. No creamos enemigos

Violette

Al fin Brayton deja de hablar con el aburrido de Pietro y corro feliz al acercarme hasta él, así que le hago una gran sonrisa.

―¿Ya me sacas de aquí? ―Se ríe y yo hago puchero, luego levanto el puño―. Entonces pondré en marcha mi plan.

Enarca una ceja.

―¿Qué plan macabro estás intentando? Lo quiero ver.

Lo señalo.

―¡Calla y sácame de aquí!

―Pregunta. ―Levanta un dedo―. Pietro ¿Te ha golpeado?

―No. ―Frunzo el ceño―. ¿A qué viene eso?

―¿Te ha encerrado? ―continúa alegre con su cuestionario.

―No. Esto es aburrido, deja de preguntar.

―¿Ha hecho algo por lo cual deba preocuparme? ―hace una pregunta más general viendo mi actitud.

Bufo.

―¿A dónde quieres llegar con esto? Aparte de ser el aburrido del año, no tengo nada que objetar. ―Levanto los puños―. ¡Pero sácame de aquí!

―¿Por qué?

―¡Porque no lo soporto! ―Presiono mis dientes.

―Mm. ―Se lo piensa―. ¿Por qué no le das una oportunidad?

―Cállate, hombre casado y enamorado, tu opinión no sirve en absoluto.

Se ríe.

―A todos nos llega el día ¿O no recuerdas que antes de estar con Dasha, mi amada y querida esposa, yo era un mujeriego?

―¿Quién se puede olvidar de tus romances con las mucamas? ―Ruedo los ojos―. Pero yo no tengo nada que ver con eso. ―Alzo los brazos―. ¡Viva la libertad, es toda mía!

―La libertad te trae problemas, si no mides las consecuencias de tus actos ―me reprende y mueve el dedo.

―Cállate, David ya me hubiera sacado de aquí ―invento y él se ríe, entonces giro la vista―. Sí, lo sé, no me cree nadie.

―Seguro ya te lo ha dicho antes, pero te lo aclaro yo también. ―Se pone serio―. Con Pietro no se juega.

―¿Tú también? ―Ruedo los ojos―. ¿Por qué tanto miedo?

―No es miedo, es respeto. No vamos por ahí creando enemigos, menos con los alemanes.