Capítulo 4: El intruso.

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Todo era perfecto. Todo lo demás había quedado en el olvido. Lo único que realmente importaba era que estaban juntos, tan cerca…

Hasta que Lili sintió como cada músculo del escultural cuerpo de Frankie se tensaba. Quiso moverse, pero apenas lo intentó, los brazos de él se cerraron con más fuerza a su alrededor.

-¿Frankie?-

-Shh- Susurró. –Hay alguien sobre el muro, quédate quieta.-

Los ojos de la chica se abrieron como plato y forcejeó más para soltarse. ¿Qué había alguien en el muro? ¿Qué quería decir eso?

-Frankie…-

-Quieta, Lili. No quiero que se dé cuenta de que lo he notado.- Murmuró contra su cuello.

Oh, por favor. Lilibeth no sabía qué era lo que más la alteraba, la incertidumbre, el miedo o el aliento de Frankie contra su piel. Le disgustó saber, que a pesar de todo lo demás, era lo último lo que le provocaba escalofríos.

-¿Es un hombre?- Preguntó en un hilo de voz. -¿Por qué no regresamos adentro?-

-No lo sé. Oh por Dios, creo que tiene una especie de máscara. Está completamente vestido de negro…-

¿Podría ser algún ladrón?

Ante un descuido de él, ella se apartó. Pero  antes de girarse con brusquedad, lo pensó mejor. Había tres muros que cercaban el jardín. No tenía ni idea en cual se encontraba el intruso.

-¡Lili!- Quiso volver a sujetarla pero ella retrocedió. –Maldita seas, puede estar armado, Lilibeth.- Siseo entre dientes. –No te alejes de mí.-

-¿Armado?- Repitió palideciendo. Si había algo que ella odiaba y temía eran las armas, de cualquier tipo. –Frankie… ¿Dónde está?-

El negó con la cabeza.

-Voy a llevarte hacia la puerta de la cocina, vas a caminar delante de mí, muy cerca para que pueda protegerte con mi cuerpo. Y luego, te vas a apresurar a llamar Duncan y decirle que busque a los guardaespaldas del rey. Dile que hay alguien escondido. Él sabrá con quien hablar. Intenta ser discreta y no  alertar a nadie.-

La rubia lo contempló como si estuviese demente.

-¿Y tú vas a quedarte aquí?-

-No quiero perderlo de vista. Vamos Lili, date prisa.- Sujetó uno de sus brazos y la instó a caminar. Pero ella fue más rápida y clavó los talones, con tacos incluidos, deteniéndose.

-No hay forma de que te deje aquí solo. Vamos a entrar lo dos, o no lo hará ninguno. No juegues al héroe, Frankie.- Puso los brazos en jarras.

Frankie no podía creerse aquello. La antigua Lili habría asentido frenéticamente y obedecido sin chistar. Pero eso…

Lo enfurecía y encendía al mismo tiempo. Una mezcla peligrosa. Le gustaba, le gustaba mucho. Por un segundo, olvidó el probable peligro que los rodeaba. Se veía muy sexi con esa posición desafiante, deseaba tomarla entre sus brazos y como mínimo, besarla.  Sí, quería besarla y acariciarla. Probablemente la llevaría luego, a su habitación. No tenía idea de cómo se encontraría su habitación, conociendo a Nina, ella lo habría ordenado todo. Pero no importaba, lo único que necesitaban era privacidad, y claro, una cama. Sí, una suave y cómoda cama. La desnudaría y…

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora