Capitulo 19: Daño.

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Los paramédicos no tardaron en entrar a la casa y sacar a Nina de allí mientras parecía que todo el equipo de seguridad se desplegaba en la sala de la fiesta sin dejar a nadie más entrar o salir del palacio.

Todo el mundo había quedado retenido en la casa, más específicamente en el salón de la fiesta, al mismo tiempo que muchos técnicos trabajaban furiosamente tratando de obtener algo acerca el culpable del aquel tremendo desastre.

Emalene vio como Charles Ballas se iba detrás de la camilla de su hermana ya que dos guardias habían detenido a Robert antes de que pusiera un pie fuera del salón y trataban de llevárselo hacia el mismo lugar por donde el rey y la reina había sido conducidos minutos antes.

Si Ed era tan listo como decía, ya estaría fuera del palacio. Sentía la necesidad de comprobarlo, pero no creía que hacer una llamada en ese momento fuera buena idea.

Y no lo era en absoluto. Un hombre vestido completamente de negro se acercó a ella como otros de su misma clase estaba haciendo con otros invitados.

–Buenas noches señorita, su nombre por favor. – Dijo con toda claridad y respeto. Ema no vaciló ni un segundo en responder, si bien no había previsto eso, se habían imaginado que algo así podría ocurrir.

–Emalene McGregor. Soy la acompañante del príncipe Robert. –

El hombre la miró por un segundo y revisó la lista que tenía en las manos en busca de su nombre.

–Tengo pedirle que me deje revisar su bolso, señorita McGregor. –

Ella no dudó al entregárselo. Wow, al parecer no dejaban ningún cabo suelto. Era bueno que estuviese un paso delante de ellos. Si tan solo descuidara algún detalle, estaba segura de qué no tardarían más de un minuto en liquidarla y deshacerse del problema. No importaba cuan honesto pareciera el rey, aquellos quienes habían jurado protegerlo cumplirían con su trabajo a costa de cualquier cosa.

–Muy bien, señorita. – El hombre le entregó su bolso de nuevo. – ¿Puedo ver sus manos? – Ema volvió a obedecer y le mostró las manos con los guantes colocados. – ¿Puede quitarlos, por favor? – Estuvo a punto de bufar, pero se mantuvo respetuosa y sumisa mientras él la examinaba con detenimiento.  –Bien, ahora voy a acompañarla a otra sala donde podrá esperar hasta que se decida qué ocurrirá luego. –

Ella alzó las cejas.

– ¿Disculpe? –

–Todos los que ya han sido analizados, deben aguardar por las siguientes órdenes, Señorita McGregor. Hemos tenido un intento de asesinato y estamos buscando al culpable. Todo el mundo aquí es sospechoso. –

Ella le dio su sonrisa más dulce y comprensiva.

–Lo entiendo señor, pero ya me ha revisado. Sabe que yo no presento ninguna señal que me culpabilice. Y he venido aquí con el príncipe. ¿Dónde está él? ¿O qué hay de Geraldine? No puede dejarme sola con toda esa gente. –

El discurso pareció funcionar porque el señor del cual no conocía la identidad, le pidió que lo acompañara a través de una serie de pasillos, llenos del personal de la casa, no sabía a dónde la llevaba, pero por lo menos, no la había dejado atascada con todos esos desconocidos y sin la mínima idea de cuáles eran los avances que estaban obteniendo.

–Espere aquí. – Le indicó antes de cruzar una puerta y cerrarla antes de que pudiese ver que había dentro.

De igual forma, aprovechó esos momentos a solas para apoyar la espalda en la pared y respirar un segundo.

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora