Capitulo 38: Más disparos.

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Emalene todavía estaba agradecida con Michael. De todo el desastre que había causado, algo bueno podía rescatar. Infiltrado en el palacio y en el sistema de seguridad de la Familia Real, había recogido un montón de información, parte de la cual aún estaba en su poder.

Eso le había abierto un mar de posibilidades para cumplir su objetivo.

Lo había fijado bien después de meditar los últimos días. Se habían acabado los planes elaborados, se había rendido y aceptado que jamás le haría ver al mundo quien era en verdad Arlet Van Helmont y qué clase de personas la rodeaban.

Sencillamente era una tarea imposible. Ella no tenía el poder suficiente y estaba harta de someterse a personas que la usaban para sus propios fines. Y Arlet estaba muy bien preparada, de seguro ya conocía sus planes o podía imaginarlos.

Entonces todo había cambiado, sus planes eran simples. Le haría pagar con la misma moneda, la dañaría de la misma forma en la que esa mujer le había arruinado la vida a ella.

Le quitaría lo que más quería.

Y por suerte para ella, sabía muy bien qué era eso. Para ser más exactos, quién era.

Lo mejor: No le molestaba en absoluto. No podía ser más perfecto. Sería como matar dos pájaros de un tiro.

                                                                                 ***

—Es una noche hermosa, ¿no lo crees?

Charlie lo miró caminar hacia atrás, delante de ella, de forma que lo tenía de frente. Eric estaba sonriendo, resplandeciente. Cuando no era un incordio, podía verlo de otra forma, además de guapo era dulce y encantador.

—Hay mucho silencio y me asusta. ¿Puedes mostrarme lo que querías y así podemos marcharnos?

Las cejas del joven se elevaron y se detuvo para quedarse lo más cerca posible de ella.

—¿Le tienes miedo al silencio y a la oscuridad?

—Últimamente muchas cosas me asustan. No puedo saber cuando alguien va a atacarme por la espalda o se nos va a tirar encima. Y tanta tranquilidad siempre es sospechosa.

—Oh, mi pobre Charlie —compuso pasando un brazo por alrededor de su cintura, asiéndola contra su pecho—. No tienes nada que temer, aquí estoy yo.

—No te burles —advirtió y puso una mano sobre su pecho para empujarlo hacia atrás—. ¿Qué es lo que quieres mostrarme?

—No me estoy burlando —dijo borrando la expresión de diversión—. Y para mostrarte, quiero buscar el lugar adecuado. Todo debería ser perfecto, tiene que serlo. Ven, vamos hasta allí.

Tomándole la mano tiró de ella para que lo siguiera hasta poder sentarse en un banco de madera. Charlotte caminó guiada por él, pero no podía hacer otra cosa más que mirar su mano unida a la de Eric.

¿Por qué no estaba tirando para soltarse? ¿No es lo que debería hacer? Sin embargo, su cuerpo no respondía a lo que su mente le ordenaba.

Se sentaron y recién ahí la soltó, pero solo para rodearle los hombros con un brazo, con el cuerpo pegado al de ella.

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora