Capítulo 36

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Antepenúltimo capítulo

Jimin

Muchas veces las cosas que nos suceden parecen mentira, nunca imaginamos que podría llegar a pasar. Justo como ahora, tener a Jungkook a mi lado, absorto por la pantalla de su celular pareciendo tan tierno, perfecto y malditamente hermoso, todo parece una alucinación de mi mente. Sin embargo es real, y estoy jodidamente feliz por eso.

Me siento la persona más afortunada del mundo y en cierta forma lo soy, no hay que olvidar que somos famosos y cualquier fan mataría por tenernos. Algunas veces me preguntaba si serían capaces de secuestrarnos y abusar de nuestros cuerpos, de nuestra pobre mente inocente. Me reí de mis propios pensamientos llamando así la atención de Jungkook.

—¿De qué te ríes?—cuestionó, con una clara mueca de confusión.

—¿No me puedo reír, porque tú dices?—desafié, alzando una ceja.

—Bueno, ya, perdón.—levantó sus manos con rendición, volviendo su atención al teléfono.

Sonreí al verlo tan concentrado, por lo que puedo entender, está revisando los comentarios de las fans sobre nuestra última presentación. Solté una risita traviesa y comencé a delinear su rostro con mi dedo pulgar, comenzando por sus labios hasta llegar a sus ojos. Jungkook se giró protestando pero se quedó callado, mirándome a los ojos. No dije nada, simplemente seguí mi camino conteniendo la risa.

—¿Ahora qué diablos haces?—espetó, frunciendo el ceño con molestia.

Lo miré directamente a los ojos, desafiante.—Dejaré de hacerlo entonces.

Alejé mis manos lentamente, observando como sus ojos seguían cada uno de mis movimientos. Solo tardará tres segundos. Los conté mentalmente hasta que escuché como gruñía.—Esta bien, sigue.

Dejé salir mi sonrisa triunfante, ya sabía cómo salirme con la mía. Volví a delinear su rostro con mi dedo y no lograron pasar ni siquiera dos segundos cuando ya me encontraba absorto en sus rasgos tan delicados pero perfectamente sincronizados. Su piel suave, sus ojos tan profundos y sus labios pequeños, es increíble cómo puede rasgos tan sutiles parecer a la vez tan masculino. Nunca lo sabré, es un misterio.

Me detuve al ver como Jungkook gruñía nuevamente. Giró su rostro y me dedicó una mirada de niño pequeño. Al principio mi rostro debió gritar confusión pero ahora no puedo contener la risa. Es tan malditamente bipolar, joder. Mis arcadas de risa aumentaron al verlo bufar diciéndome idiota ya no sé cuantas veces. Traté de calmarme, de respirar como gente normal sin embargo, su rostro enojado era épico.

—¡Ya deja de reírte, estúpido!—bramó, golpeando la parte trasera de mi cabeza.

Solté un quejido al sentir el dolor recorrer esa zona de mi cabeza. Jungkook comenzó reírse como un pequeño demonio y vaya que lo era. Ahora era mi turno de bufar y quejarme mientras él se retorcía de la risa. Esperé unos cincos minutos a que terminará su ataque de foca-retrasada hasta que sus risas cesaron, al fin se calmó.

—Jiminie, tengo hambre.—canturreó, riendo como un niño malcriado. Su expresión cambió radicalmente a una de fastidio.—Eso era lo que pensaba decirte antes de que te diera ese ataque de idiota.

—Entendido, señor.—imité el saludo que solían hacerles los soldados a su superior.

Me levanté de la cama con cuidado y salí de la habitación cerrando la puerta detrás de mí. En el pasillo no había nadie por lo que supuse que todos los chicos estaban en sus habitaciones. Eso está mucho mejor, nadie me verá asaltar la nevera. Llegué a la cocina y la abrí con total confianza encontrándome con un par de ojos marrones observándome fijamente. Diablos.

Back to me ↛ JikookWhere stories live. Discover now