Capítulo 9: Cosas que Forman Parte de la Vida

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Capítulo ~6~
Cosas que Forman Parte de la Vida

"Sólo con quien te ama puedes mostrarte débil sin provocar una reacción de fuerza"

- Theodor W. Adorno

Pasaron unas dos semanas entre médicos, la graduación de Noa y papá yendo a casa para hablar conmigo.

La incomodidad seguía presente cuando estábamos juntos, pero ya no era algo que detuviera nuestra plática.

Descubrí mucho sobre Marco a partir de entonces, como que le agradaban los días lluviosos, y que siempre había soñado casarse con una mujer a la que le gustara la cocina. También hablaba cada momento de lo agradable que había sido la relación con mamá mientras miraba hacia la calle con los ojos brillando anhelo. Estaba seguro, de que ambos seguían amándose aunque no lo aceptaran.

No quise preguntarle por Julie ninguna de la ocasiones en que nos vimos, pues pensé que se trataba de algo muy personal. No obstante, no dejé de extrañarla al menos en un momento cada día después de nuestro encuentro en el parque. Tenía miedo de jamás volver a verla, y con el paso del tiempo olvidar sus ojos, su rostro, o su cabello.

Noa estaba resolviendo asuntos de su universidad así que no tenía tiempo para estar conmigo. Y Dianna parecía estar saliendo con alguien entonces ni siquiera lo intenté con ella. Pasaba el día viendo la televisión, o jugando con pelotas y esas cosas.

Aquella tarde ponía canicas(1) dentro de una caja sentado frente al escritorio que estaba debajo de la ventana en mi habitación. La mitad terminó en el piso pues como son de cristal se resbalaban con facilidad de mis manos, y de las veinte que tenía unas tres o cuatro estaban en la caja mientras las otras aguardaban en el suelo.

Las miré un par de segundos pensando una manera de recogerlas, pero al parecer estaban fuera de mi alcance. En ese momento alguien golpeó la ventana un par de veces con suavidad, volví la cabeza y al otro lado de la habitación Julie me sonreía emocionada.

Pensé que era un sueño. Uno bastante raro. Así que me quedé con lo ojos clavados en la mujer de cabellos ahora rojos sin saber que hacer, o decir.

—¿Puedes abrirla? —soltó cuando se dio cuenta de que no reaccionaba.

Asentí con la cabeza aunque en realidad nunca había abierto la ventana ni lo había intentado. Mis brazo izquierdo, el único que funcionaba y no estaba plagado de contracturas, era bastante débil, aparte de que no podía levantar mi torso, por lo que alcanzar el seguro fue todo un reto. Al otro lado Julie parecía preocupada al verme luchar contra los espasmos y mis dedos que no hacían lo que les ordenaba. Pero yo estaba decidido. Quería abrir la ventana.

—Quizá debería entrar por la puerta —dijo.

Yo no hablé pues mi mente estaba enfocada por completo en el reto que yo mismo me había puesto. Ella parecía dispuesta a dar media vuelta e ir a la entrada. Pero en ese momento cuando su cuerpo se alejó del cristal, logré quitar el seguro y recorrer la ventana un poco.

Al ver esto, Julie terminó de abrirla no sin antes sonreír con suavidad. Y saltó el muro sin importarle llevar falda. Yo la miré aturdido, no sabía que hacer, si era prudente decir algo. Ella parecía mucho más relajada, con su larguísimo cabello rojo bailando en su cintura, mientras sus ojos cafés, los mismos que semanas atrás me miraron, irradiaban felicidad.

Pensar en lo que decía Marco, de la heroína y el  callejón, resultaba incluso menos creíble viéndola tan saludable; sonriente. Como si no le importara el mundo y fuera por la vida con ese maquillaje cargado coqueteando al que se le cruzara en la calle.

Daniel "Un Chico Enamorado"  (EDITANDO)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin