Capítulo 24

1.2K 86 3
                                    

Los días pasaron y en poco tiempo me encontraba de nuevo en casa. Fue extraño hablar con mamá acerca de la nueva relación entre Julie y yo, aunque luego de hacerlo supe que se trataba solo de mi miedo. En realidad ella tomó las cosas con tranquilidad, diciendo que si éramos felices estaba bien.

Julie comenzó a ser más atenta conmigo. Preguntaba a mamá sobre cualquier cosa que no entendiera, queriendo saber hasta el más mínimo detalle sobre como debía ayudarme.

Íbamos a las terapias juntos y según el médico su presencia ayudó a mi rehabilitación.

Una tarde recibimos una llamada inesperada. La tía Martha quiso saludar, y luego de intercambiar unas palabras conmigo, mamá salió con el teléfono de la habitación para hablar en privado.

-¿Quién era? -preguntó Julie sosteniendo una cuchara con papilla bajo mi barbilla.

-La tía Mar...tha -reí y abrí la boca para que ella me alimentara.

-Sonaba bastante agradable, y tú parecías emocionado de hablar con ella -seguía intentando darme la comida a pesar de que sin quererlo yo la escupía. No comía en público porque siempre terminaba muy sucio, casi como un bebé -. ¿Por qué nunca me hablaste de ella?

-No lo sé -moví la cabeza de arriba a abajo por instinto, pues seguía intentando tragar.

-¿Estás lleno? -quiso saber.

-Sí -sonreí.

Ella tomó una servilleta para limpiar mi rostro. Cuando me dio de comer las primeras veces solía limpiar mi barbilla y labios después de cada bocado, ya que en general me ponía nervioso y tenso al sentirme sucio. Lo mismo sucedía cuando por accidente me escurría baba. Sin embargo, un día Dianna dijo que eso no era buena idea, pues conforme frotara el papel contra mi piel esta se iría rompiendo.

Julie parecía muy cuidadosa desde que nos besamos en la fiesta convirtiéndonos en novios. Ahora tenía un tacto mayor con las palabras, al igual que se notaba nerviosa cuando quería ayudarme a hacer algo, pues empuñaba las manos.

No obstante, aún se veía en sus ojos una gran ternura al mirarme. Creo que intentaba conservar la distancia entre nosotros -como lo dije antes-, para que así nuestra relación fluyera de la manera más normal posible.

A pesar de no verse como la típica chica romántica, Julie tenía un lado cursi y tradicional que conocí luego de la fiesta. Explicaba siempre a mamá que procuraba mantenerse siendo mi novia, o amiga, evitando envolverse en acciones como cambiarme la ropa o llevarme al baño ya que no quería terminar como mi enfermera. Dijo que de estar tan ensimismada en atender mis necesidades le preocupaba dejar mi humanidad, y por lo tanto también nuestra relación, de lado.

Entendía sus sentimientos bastante bien. Mamá pasó tanto tiempo a mi cuidado que en algún punto olvidó que a pesar de todo yo era un niño que necesitaba interacción más allá de las terapias. Pero si la relación con Julie llegaba al grado de que decidiéramos unir nuestras vidas para siempre me preguntaba qué pasaría.

Era consciente de que necesitaba cuidados especiales y en general una supervisión de veinticuatro horas. No estaba seguro de algún día tener el mejor trabajo del mundo, ni de ganar grandes cantidades de dinero debido a mis limitaciones. En todo caso, Julie también tendría que trabajar, dejarme solo. ¿Y si ella deseaba tener hijos? Y era ahí en donde me sentía asustado de que nuestro amor no pudiera sobrellevar mi discapacidad.

Ella parecía más relajada en ese sentido. Siempre hablaba de sus planes a futuro, de tener una casa con un jardín grande. Mencionaba mascotas y cosas así. Sin embargo, nunca hablábamos de cómo podría ser nuestra vida juntos si llegáramos a casarnos.

Daniel "Un Chico Enamorado"  (EDITANDO)Where stories live. Discover now