Capítulo Uno: "Existiendo"

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Capítulo Uno
Existiendo

"Vivir no es sólo existir,
Sino existir y crear,
Saber gozar y sufrir,
Y no dormir sin soñar.
Descansar, es empezar a morir"

-Gregorio Marañón

No puedo saber cuanto tiempo mi cuerpo seguirá respirando el aire que produce la tierra, o si la vida prometida después de la muerte en realidad exista. Sin embargo, si el tiempo lo desea, seguiré viendo el Sol salir cada mañana, observaré con atención como el cielo se tiñe de un fresco color naranja, y escucharé como las aves cantan sobre las nubes. Mientras mis piernas sigan sin obedecer lo que mi cerebro ordena, escucharé las voces de aquellas personas que caminan sobre la banqueta con sus mentes absortas en la nada, y se adueñará mi mirada de un pedazo de cielo.

Cada noche recuerdo que el hilo que me conecta a la vida es delgado, y el más mínimo fallo significaría decir adiós a la tierra que de alguna manera odio. Cuando el suelo se burla en mi cara por no poder con mis pasos tocarlo, y las nubes lloran conmigo porque es demasiado difícil seguir adelante, solo una pregunta ronda mi mente, ¿Cómo se logra correr cuando se vive en una silla de ruedas?

El mundo entero debió aprender que nunca nadie escribió con letras de oro la fórmula para poseer eterna felicidad, pues cuando ésta se encuentra tan solo dura un momento. La humanidad está condenada a recoger las migajas de tiempos felices y guardarlos en el cofre de la memoria, donde las cosas no son más que ideas, y donde los recuerdos no son ni siquiera polvo.

La mejor amiga de mis noches es la luna, pues con su figura deja descansar a mi delgado cuerpo agotado. Los sueños, con el paso de los años, se convirtieron en el escape perfecto, en el respiro de aquel ser que vive atrapado bajo los músculos de un alma paralizada. Y entonces me digo a mí mismo; quizá nunca nadie hubiera conocido al verdadero Daniel de no ser porque sus ojos de estrellas lograron ver más allá de lo que estaba en el exterior, sus palabras rompieron el silencio de mis labios, y sus manos perfectas estuvieron allí para las mías. Dejé que ella me atrapara porque sus lazos eran demasiado tentadores: prometió sin decirlo, que me enseñaría a amar.

No obstante, los romances son complicados, y todo lo que alguna vez aquellas miradas prometieron puede evaporarse como la luz cuando llega la aurora. El amor casi siempre se apaga como el sol por la noche, o como un teléfono sin carga. 

Daniel "Un Chico Enamorado"  (EDITANDO)Where stories live. Discover now