Capítulo 32

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Mantuve mi posición en contra de todos.

Al final, después de ver la expresión de Martha convertirse lúgubre, como si la emoción de todos sus viajes se hubiera apagado, pensé de nuevo.

Ellas buscaban lo mejor para mí, mamá siempre quiso que yo tuviera la mejor vida posible.

Julie, a pesar de conocerme desde poco menos de un año, mostraba con sus atenciones que se preocupaba sobre manera por mí.

Sabía que Noa y Marco también esperaban que al final solo accediera realizar el tratamiento aunque no hubieran sido parte de ninguna de las intervenciones familiares para hacerme cambiar de opinión.

Sentí la tristeza de mi novia en la manera que sostenía mi mano: casi solo la rozaba levemente por la zona de los nudillos, dibujando con sus dedos un trazo entre los huesos que se me marcaban. Una y otra vez mirando mi piel fijamente, sin decir nada. Ni una sola palabra salía por sus labios esa tarde, así como había sucedido los últimos días.

Y recordaba, cuando me convencía de cambiar de opinión, la sensación de decenas de agujas entrando por mis brazos cuando tenía diez años, o el dolor paralizante de puntadas por toda la pierna cuando estiraban mis músculos.

Venía a mi cabeza la imagen de la sala del hospital infinita y blanca; las batas de las enfermeras quienes me hablaban con voces empalagosas mientras ponían medicamento en la intravenosa para que intentara dormir; el sillón sobre el que mamá descansaba con las mejillas mojadas tan lejos de mi cama: la soledad de sentir que estoy luchando contra un fuego que arde debajo de mi piel sin armas o ejército. La sangre, el alcohol, la morfina y las pastillas. El olor inconfundible del limpiador de azulejo que utilizaba la conserje en mi habitación, el mismo que quemaba al ingresar por mis fosas nasales por ser tan fuerte.

Miraba la lejanía del cielo que se extendía al otro lado de la ventana, siempre pensando que jamás podría salir de aquella prisión a la que algunos llamaban hospital.

Ya conocía lo que se extendía brillando en las calles de la ciudad, fuera de una habitación, y ahora no imaginaba dejarlo.

Si los últimos meses me encontraba feliz se debía a la presencia de Julie, porque ella me animaba a salir de la cama cada mañana, me hacía querer ir al parque. Tan solo pedía poder seguir sintiendo ganas de vivir cuando abriera los ojos.

¿Si me iba y ella conocía a otra persona que haría después?

Quien se desnudaría sobre mis piernas o vomitaría aferrada a mi torso. No habría nadie que llamara a la ventana por la madrugada, y me hiciera salir a conducir en medio de la noche.

Nadie estaría ahí para callar a los que murmurando a mis espalda se reían, nadie me contaría sus aventuras diarias, y quizá nadie me amaría como ella lo hacía.

Ya varias veces la pude ver renunciar a su familia, a sus fiestas, incluso a parte de su vida por estar a mi lado. Me había regalado un tesoro preciado llamado felicidad.

Simplemente no podía dejarla.

Cuando Martha y Dianna salieron a comprar despensa y esas cosas nos quedamos solos. Julie no era siquiera capaz de fijar su mirada en mí, y casi parecía tocarme como la primera vez que nos conocimos.

Su cuerpo estaba cerca del mío -demasiado tal vez-, pero no emanaba ese calor que relajaba mis músculos, ni levantaba la cabeza.

Me moví un poco agitando mis manos y le dije:

-¿Te fue bi...en? -sonaba animado.

Ella se limitó a asentir con la cabeza, todavía sin mirarme.

-Te ves lin...da -solté con una sonrisa.

-¿En serio? -su voz sonaba muy bajo, casi inaudible -. Yo creo que luzco fatal.

-No -aseguré -. Te ves bi...en.

Ella sostuvo mis manos con cuidado mientras intentaba colocarse frente a mí.

-Dani -soltó -, hace un par de semanas descubrí que tenía el promedio más alto en mi área en la universidad.

-¡Eso es bue...no! -la felicité sinceramente con una sonrisa.

-Lo es. De hecho es bastante bueno. El punto de todo es que la directora me informó que se mantener mis calificaciones, sería la candidata perfecta para estudiar una maestría completa en el extranjero. Yo quiero que de seguir juntos cuando eso suceda vengas conmigo.

Se me quedó viendo fijamente. Me limité a sonreír, además de eso no sabía que más hacer.

En verdad me encontraba feliz por ella, saber que lograba algo me hacía sentir orgulloso. Faltaban años -quizá dos o tres- para que Julie terminará la licenciatura y pudiera aplicar para la maestría. En ese momento el tiempo parecía largo, por ahora podía preocuparme solo por estar con ella sin ningún problema.

Sin embargo, Julie era la clase de persona que se adelantaba a las cosas, y para ese momento ya se le venía el mundo encima al pensar en salir del país.

-Pe...ro yo no es...tudio -dije -yo no ten...dré una be...ca ni nada.

-Investigué sobre ello -colocó las palmas de sus manos sobre mis piernas -. Cuando entres a la escuela debes asegurarte de llevar buenas calificaciones, y pediremos una beca especial para ti por tu discapacidad de quizá un cincuenta por ciento en una escuela de España. El resto, lo pagaré yo con el dinero que he juntado y juntaré los próximos años, y podemos pedirle a tu padre que nos ayude: él hará cual cualquier cosa por ti, lo sé. Igual tu mamá. Quizá yo pueda buscar además un empleo de medio tiempo, y pagaremos nuestros gastos con una pensión por discapacidad que vamos a solicitar y definitivamente te van a dar.

-No cre...o que deba...mos pen...sar en eso aún.

-Daniel, por eso debes hacer el tratamiento -exigió con sus ojos llorosos -. Si tú mejoras, aunque sea un poco, será más fácil para ambos irnos y para tu madre dejarte. Piensa en la cantidad de cosas que podrás hacer si todo sale según lo esperado, incluso tu esperanza de vida será mayor. No quiero que en un futuro, cuando sea vieja, además de ser fea tenga que estar sola. ¿Puedes pensar en mí por lo menos esta vez? No me importa si el resto de nuestras vidas no me escuchas, pero solo hoy quiero que tomes en cuenta mis palabras.

Sus ojos suplicaban con tal intensidad, incluso mayor al fuego que emana de ellos al estar enojada, que supe que debía reconsiderar mi elección.

Daniel "Un Chico Enamorado"  (EDITANDO)Where stories live. Discover now