Capítulo 18: Una Triste Sorpresa

1.3K 98 2
                                    

Capítulo 18
"Una Triste Sorpresa"

Hay tanta pena, opresión y decepción que una persona puede aguantar que la linea entre la razón y la locura se debilita

-Rosa Parks


La noche se posó sobre nuestras cabezas en ese mundo infinito que mis pies nunca serían capaces de tocar. De nuevo dormía con un montón de lágrimas hinchando mis párpados: con una madre a mi lado que pensaba me había asustado de más con el incidente de la plaza de las flores.

Soñé con en cuerpo de la chica. Inherte sobre el agua, invisible para el mundo hasta que alguien se topó con sus ojos inexpresivos causando un escándalo.

Y me sentí justo como ella.

También la mujer del cabello rizado apareció entre las imágenes que se alternaban en medio de tonalidades azules y moradas, viéndonos a ambos de la misma manera. Sonriendo al toparse con nuestro rostro, para después mostrar asombro al saber nuestra situación.

De tratarse de la amiga de Julie, no hubiera sido raro que me escogiera como su sustituto cuando esta se vio obligada a ingresar en un centro de rehabilitación meses atrás, pues éramos marginados de la sociedad de la misma manera, aunque por razones distintas.

Incluso recordaba la expresión del señor del queso al hablar de ella, con ese tono condescendiente que siempre utilizaba al estar yo cerca. En medio de una película creada por mi subconsciente, veía como aparte de Ana, yo era causa de miradas esa mañana en la plaza de las flores.

Más allá de la forma tan extraña en que me comparé con la fallecida, no creo hubiera algo que  me afectara. Mamá llamó al médico luego de llevarme a la cama por la noche, avisándole con tono preocupado la terrible escena que habíamos presenciado, convencida de que la bolsa negra en donde iba el cadáver me había causado falta de sueño y un grave estrés postraumático. El doctor, ajeno a las circunstancias, le dijo que me diera sedantes para que pasara la noche dormido, y al día siguiente me llevara a consulta, por lo que en parte las alucinaciones pudieron deberse a eso.

Dormí bien aunque lo hubiera hecho sin necesidad de pastillas. En general, no tuve una pesadilla real, solo un sueño bastante confuso que me hacía preguntarme si alguien como yo, o como Ana tan solo nacimos condenados a la marginación social.

Años atrás, poco después de haber conocido al doctor que me libró de una condena a ser incapaz de expresar lo que pensaba para siempre, Dianna intentó inscribirme a una escuela normal. A pesar de que sus intenciones eran buenas, y una enfermera estuvo conmigo el poco tiempo que duré en ese instituto, en una ocasión, intentando jugar con el resto de mis compañeros, uno de ellos jaló por accidente el respirador.

Hubo sangre, bastante diría yo, y un escándalo en la escuela. De no ser porque la enfermera era lista y encontró la manera de ajustar el ventilador a mi garganta a pesar de que la cánula había salido volando, quizá hubiera muerto.

Recuerdo estar muy asustado ese día luego de un agradable momento de diversión. Antes, en el centro de cuidados, había vivido experiencias similares cuando se iba la luz o el ventilador simplemente se apagaba, pero nunca una en la que sangrara. De por sí el miedo a morir asfixiado me aterra desde siempre, sentir como la piel se eriza por falta de oxígeno, combinado a la ansiedad  de experimentar la sensación de mi camisa mojándose de sangre, me hicieron tener traumas verdaderos los próximos meses. Unos que de hecho nunca se fueron, y seguirían despertándome con la frente sudada el resto de mi vida.

Daniel "Un Chico Enamorado"  (EDITANDO)Where stories live. Discover now